Cartelera Turia

LA REVOLUCIÓN SILENCIOSA: LOS NUEVOS HÁBITOS

ANA NOGUERA: Me parece admirable, al tiempo que preocupante, la capacidad adaptativa que tenemos. Admirable porque conseguimos sobrevivir a adversidades y sonreír en los peores momentos. Me parece preocupante porque tendemos a la costumbre, a dar por hecho como inevitable cosas absolutamente extraordinarias. Cuando aceptamos lo excepcional como norma habitual ya no le damos valor y lo que es peor, perdemos nuestra capacidad crítica.

Vivimos en una permanente incertidumbre agravada con la pandemia que nos obliga a improvisar, no solo a nivel personal o social, sino mucho más en quienes toman las decisiones. Nos adaptamos a una “nueva normalidad”.

Pero no es normal convivir con una mascarilla en la boca que elimina nuestra expresión; no poder abrazarnos ni acercarnos unos a otros; que los niños vayan al colegio en clases burbujas; que nuestros trabajos pendan de un hilo por el coronavirus. No es normal pero es absolutamente necesario. Lo hacemos y lo cumplimos por nuestra propia salud (salvo los “negacionistas” y Miguel Bosé).

De la misma forma nos habituamos también a un paisaje social y político lleno de excepcionalidades.

Asumimos las medidas sociales, las ayudas, los Ertes, la renta mínima, en definitiva, la red social que está tejiendo el gobierno como lo más normal cuando en la anterior crisis del 2008 el anterior gobierno del PP tomó una dirección totalmente contraria. Es obligación del Estado crear la red para evitar que los ciudadanos se despeñen en esta situación excepcional. También debía haberlo sido en otras etapas, y en cambio, lo que el PP hizo fue recortar lo público a niveles paupérrimos como ocurrió con la sanidad y la educación.

Si no discernimos que todas las políticas no son iguales ni todas las medidas para paliar una crisis son las mismas, confundiremos la privatización con los derechos sociales, los recortes con las ayudas, lo público con lo innecesario.

Nos vamos habituando a convivir entre aciertos y “horrores” como si pesaran lo mismo en la balanza. Junto con el COVID-19, arrastramos el caso Bárcenas, ahora caso Kitchen, con personajes conocidos como Bárcenas, M.R., Cospedal, Fernández Díaz (antiguo ministro de interior), el excomisario Villarejo, …, al que se le van sumando nuevos protagonistas en una operación indescriptible de espionaje, corrupción, deslealtad, traición, dinero, … Cualquier día nos divertiremos viendo una serie que nos haga alucinar como si fuera “La Casa de Papel”. Porque lo que ocurre en el seno de la cúpula del PP, del gobierno que ha dirigido este país durante años, es realmente alucinante: ¡y vergonzoso, preocupante, miserable, abominable!

Si ante ello nos sentimos indiferentes porque ya nos hemos habituados, entonces estamos mal de salud democrática. El hábito no puede atrofiar nuestros sentidos,  mucho menos, el de la justicia.

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