En una habitación de un hospital psiquiátrico se encuentran dos personas aparentemente bien diferentes. Él es un hombre maduro, homosexual, profesor de literatura, apasionado del romanticismo y de Mariano de Larra en particular; ella, por el contrario, es una jovencita que siente un desapego vital propio de ciertos adolescentes que se asquean de la vida antes de haber empezado a vivirla propiamente. Pero ambos comparten el cuarto porque han intentado lo mismo: suicidarse, él por un desengaño amoroso; ella por un desengaño existencial. Aunque en un primer momento los dos personajes se repelen, el encierro, la vigilancia, la medicación obligada, les llevan a compartir sentimientos y sensaciones, confidencias y aspiraciones. La obra, pues, es un discurrir de la antipatía y el rechazo iniciales, a la simpatía y el consuelo mutuo del final. Cabe señalar que la autora del texto, Paula Llorens, y el director de la puesta en escena, Sergio Caballero, son quienes, precisamente, interpretan a los personajes de la obra, lo que, sin duda, facilita la comprensión del relato y la complicidad en su desarrollo escénico, al que contribuyen eficazmente Los Reyes del Mambo con su sencilla escenografía, Víctor Antón con su eficaz iluminación, David Alarcón con el espacio sonoro y María Almudévar con el vestuario. Reconozco que vi el montaje hace algún tiempo, cuando se estrenó en el Teatre L’Agrícola, de Alboraya, pero no parece que haya cambiado sustancialmente, salvo en un aspecto externo: en el mes de junio el suicidio parecía no existir o, más bien, ser tabú en los medios informativos, siendo así que esta era la primera causa de muerte no natural entre jóvenes de 15 a 29 años y que en 2020 se alcanzó en España la cifra más alta (3941) desde que hay registros de ello (1906), es decir, once personas al día, una cada dos horas, 2,7% más que los accidentes de tráfico; 13’6 más que los homicidios; 300 veces más que la violencia de género. Hay que aplaudir, pues, la valentía de Paula Llorens por abordar este tema frente a otros que suelen ocupar portadas y titulares y que resultan más rentables política y económicamente.