Cartelera Turia

M. RAJOY

FUNENERARIA LA SOLEDAD: La última vez que su cadáver apareció en esta funeraria fue el 23 de diciembre de 2015. Y ya era la vez que hacía cuatro o cinco por lo menos. Era como hacer verdad lo de la resurrección de los muertos o aquello otro de que hay gente que tiene más vidas que los gatos. Entonces se acababan de celebrar las elecciones y las ganó el PP. También entonces hubo el debate entre Rajoy y Pedro Sánchez, como hace unos días en el Congreso cuando la moción de censura. Resultados más diferentes, imposible. En el del otro día se jugó el hato el gallego de los hilillos de fuel y tuvo que irse a casa con la cabeza humillada de los derrotados por KO. Pero ojo: hay derrotas por KO cargadas de nobleza. No fue éste el caso del ya expresidente del gobierno. Tanto presumir de gallardía durante tantos años. Tanto orgullo de campeón imbatible y tanta gaita de último de Filipinas para que, al perder la moción de censura, se escondiera en los reservados de un restaurante para llorar como un cobarde de las praderas lo que había defendido con mentiras un rato antes en los atriles del Congreso. Nunca se había visto nada igual en esta democracia. Pasará a la historia del surrealismo parlamentario la imagen impagable de un bolso ocupando el asiento del presidente huido: para que luego hablen los del PP, Ciudadanos y Josep Borrell de Carles Puigdemont y algunos de sus colegas. Huido anduvo el día de la moción, desaparecido desde el mediodía a la noche, derramando lágrimas rabiosas en el plato Michelín compartido con doce de los suyos, como en el poema de Manuel Machado: pero como un Cid descabalgado, roto y babeando rabioso y lleno de odio la bilis de la venganza. El Rajoy que estuvo al día siguiente en el Congreso no era el verdadero, era un doble. El cadáver que tenemos en la mesa de autopsias es el del auténtico Rajoy. Según el forense, reventó en el mismo restaurante después de la comilona: como Michel Piccoli en La grande bouffe. Ni con mascarilla hemos podido aliviar el hedor que desprendía el muerto.

 

CORRERSE

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