ABELARDO MUÑOZ: El recorrido por la exposición multimedia que conmemora los 50 años de las pioneras Comisiones Obreras (CCOO) en el País Valenciano se inicia con la visión de una locomotora de vapor a escala y se cierra con otra máquina diesel. Es todo un símbolo que parece evocar la metáfora revolucionaria de la locomotora de la historia: la clase obrera que, transformada por el devenir económico y social, no deja de empujarla. Esta muestra trata de contextualizar, en el tiempo y espacio, un movimiento sindical que marcó la cultura democrática. Frente al relato anti histórico del pensamiento reaccionario, la realidad de un sindicato de clase cuya historia es esencial para comprender la deriva de las fuerzas progresistas que protagonizaron la Transición.
Y ese “gran relato del sindicalismo que CCOO trata de seguir escribiendo”, como señala el historiador Ramiro Reig, se refleja en esta exposición en la que todo son símbolos, huellas de una lucha dura desde los años sesenta del siglo pasado hasta nuestros días. Imágenes y escenarios que tratan de situar al espectador, desde diversos ángulos, en el papel político y social de una organización sindical que ha hecho historia: la cultura, la lucha, la represión, el trabajo, la resistencia femenina…, un panorama histórico fundamental para comprender el presente.
El visitante, tras el detalle simpático de la locomotora, se encuentra con la foto de unos sindicalistas valencianos, a las puertas de la cárcel en 1969. Continúa su paseo entre emotivas fotos de resistencia y movilización y las combina con una significativa selección de obras plásticas de compromiso político. Equipo Crónica, Castejón, Monjalés…; objetos icónicos del universo industrial, como una tabla de fichar, un casco, o la recreación de un taller del ramo del metal con toda su sordidez incorporada.
Carteles, publicaciones, fotografías históricas y videos completan la muestra que se remata con una impactante instalación escultórica del artista Cayetano Fernández.
La exposición, organizada por CCOO y la Universidad, cuenta con el valor añadido de un catálogo trufado de documentadas visiones de la historia del sindicato. Mila Belinchón, Luis García Trapiello, Tatiana Sapena y Alberto Gómez, han comisariado la muestra. Este último, investigador del CEIS, deja claro, junta a la historiadora feminista Vicenta Verdugo, los objetivos del proyecto en su texto del catálogo:“Comissions Obreres reivindica un passat de lluita contra la dictadura del general Franco, de participació en la construcción del règim democrátric de la Constitució de 1978 i de la defensa dels drets i les conquestes socials aconseguits fins l´actualitat. Es una reivindicació que interpel.la els historiadors”.
El volumen profusamente ilustrado, editado por la Universidad y coordinado por los organizadores, cuenta con análisis históricos muy detallados e inéditos sobre la historia y la significación del sindicato. Antonio Gutiérrez, Romá de la Calle, Pedro Uris, Inmaculada Aguilar, Mar Esquembre, son algunos de los colaboradores que aportan elementos a ese relato del sindicato desde ángulos tan distintos como la historia del movimiento obrero mundial o su visión a través del arte y del cine
En su interesante ensayo “Alló que queda per fer”, Ramiro Reig, hombre que conoce la lucha obrera antifranquista muy de cerca, fustiga el presunto desencanto sindical, señalando que, pese a la proliferación de nacionalismos y otros fenómenos que han sustituido los grandes paradigmas unificadores, una “ruptura del espejo” que nos ha dejado sin perspectiva arrojándonos a una realidad fragmentada, “necesitamos recomponer el conjunto de ejes que lo articulen y con un relato que, partiendo del exigente legado del pasado, incorpore nuevas fuerzas y le dé sentido”.
En este relato histórico de CCOO, el País Valenciano juega un papel esencial. Justo hora que se celebran los aniversarios de las revueltas globales de los años sesenta, Mayo de 1968 en París y otros lugares, conviene recordar un primero de mayo pionero, un año antes, en 1967 en Valencia. Aquí se vivió “una experiencia iniciática y de confluencia del movimiento obrero con el de los estudiantes y el nuevo valencianismo, todos en clave antifranquista”, recuerdan Gómez y Verdugo en su texto.
El investigador Ramiro Reig, miembro del disco duro de CCOO durante los años de plomo, recuerda la necesidad de “reencontrarnos con los valores que dieron vida al sindicalismo: la solidaridad con los explotados, la confianza contagiosa de que es posible otro mundo, el coraje en la acción y el compromiso militante”. El destino ha querido que este, creo, haya sido su último texto antes de su fallecimiento el pasado sábado 19 de mayo en Valencia.