Afrontar un largometraje siempre es una tarea complicada. Hacerlo a sabiendas de tener que rodar en alta mar, con cientos de extras y stunts (dobles de acción), a muchos kilómetros de casa, y tratando uno de los temas más dramáticos del siglo XXI, es una tarea para muy pocos. Marcel Barrena la acoge con talento y con cariño. Con una mirada devastadora que sabe aprovechar, en todo momento, la fuerza del punto de vista. “Mediterráneo” es un viaje, es una aventura que te hace vivir una experiencia demoledora. Es salir húmedo de la sala, mojado por la sal del mar Mediterráneo y las lágrimas de los cientos de personas que tratan de cruzarlo para encontrar una oportunidad, del sudor (y lágrimas) de los héroes y heroínas que también arriesgan sus vidas para ayudarles y rescatarles. “Mediterráneo” son muchas cosas pero, sobre todo, es una película necesaria.
Óscar Camps (Eduard Fernández), un socorrista nacido en Badalona, decide emprender el viaje de su vida. Tras ver la fatídica foto de Aylan Kurdi (ese niño, con una camiseta roja, que apareció ahogado en la orilla de las costas griegas) decide viajar hasta Lesbos acompañado por Gerard (Dani Rovira). Estos dos compañeros se auto invitan a un drama que les supera por los cuatro costados. No hay manos suficientes, no hay material, no hay posibilidades de poder abarcarlo todo. Es un problema demasiado grande, demasiado inmenso hasta para comprenderlo. Pero esto no les asusta ni les impide seguir con su trabajo, enfrentarse al mar y a las autoridades para poder rescatar tantas vidas como sean necesarias, para que la gente que intenta cruzar pueda tener una nueva oportunidad en Europa. Una lucha incesante contra la etiqueta de “refugiados” o “crisis migratoria”, una lucha para darle un nombre y una voz a cada historia, una cara y unos ojos que puedan contar sus proyectos y sus sueños, una lucha para contar que no cruza “un refugiado”, cruza una persona.
El nivel interpretativo de la película es excelente y no sorprende, el elenco es de los de once de gala, de noche de Champions, cuenta con Eduard Fernández, Dani Rovira, Anna Castillo, Sergi López, Álex Monner, Patricia López Arnáiz… salir al campo con esas estrellas debe dejar un nivel alto, y lo hace de sobras. Eduard está fantástico, generando un trabajo de mimetización con el verdadero Óscar Camps que deja con la boca abierta y que le coloca con buenos números en la quiniela de los Goya. Dani viaja como contrapunto, en una labor más de apoyo, aunque sin olvidar sus motivaciones y fuerzas, y solventa la papeleta casi a la perfección. Pero lo de Anna Castillo… Anna Castillo es, probablemente, la actriz con mayor talento y naturalidad de esta nueva generación. La capacidad que tiene para transmitir emociones a través de su mirada y su voz, acongoja. La fuerza con la que da vida a Esther es atronadora. Para mi gusto, y pese a que tenga un rol más secundario, Anna firma uno de sus mejores papeles hasta la época.
Vayan al cine y vean “Mediterráneo”. Vayan porque les permitirá viajar y entender una historia casi incomprensible. Vayan porque es una sensación única. Es un canto a la vida, a la justicia. Un drama que es necesario solventar. Que ya debería estar solventado desde hace años. Un drama al que es necesario mirar. Una historia que tiene que se contada. Y Marcel, y Eduard, y Anna, y Dani, y todos y todas las que cruzan, lo cuentan con una voz que pone la piel de gallina. Una historia necesaria, un cine que hace falta.