FUNERARIA LA SOLEDAD: Lo llamaban Billy el Niño. En esta casa no nos gusta ese sobrenombre. Sencillamente porque el auténtico Billy el Niño fue un fuera de la ley que se enfrentaba a las fuerzas del orden, unas fuerzas que reunían a los mandamases de los pueblos del Oeste americano con los corruptos representantes de la ley. Hecha esta aclaración, vamos con nuestro cadáver de esta semana. Hemos celebrado con un buen espumoso de Requena su llegada a nuestra funeraria. Los ojos saltones del muerto seguían abiertos, y la altiva gallardía facha de sus fanfarronadas se había quedado en un rictus de cobarde y ridícula fragilidad propia de los juguetes rotos. Era un veinteañero cuando se dedicaba en los sótanos de las comisarías a destrozar la resistencia antifranquista. No tenía límites su crueldad. Disfrutaba con su oficio. Era la dictadura franquista. Pero luego la democracia no sólo lo siguió acogiendo en su seno, sino que le otorgó tres medallas al mérito policial. ¡Qué gracia, ¿no?! Cosas raras de esta democracia. Como aquí es imposible juzgar a ningún franquista, aunque se trate de un torturador más que reconocido, hubo de ser la jueza argentina María Servini la que reclamara su extradición para ser juzgado, con otros altos cargos del franquismo, en los tribunales de aquel país. Rien de rien. O sea: no hay tu tía. Imposible que esta democracia tan maravillosa juzgue a los torturadores franquistas. La Ley de Amnistía de 1977 igualaba a torturadores y torturados. ¡Qué Leyes más majas, ¿no?, esas de la tan cacareada Transición! No hace mucho, lo quisieron entrevistar en la calle unos periodistas y él dijo que no podía atenderlos porque se iba al dentista. Y allí la palmó el muy inútil. No pudo soportar las tenazas apretando la muela careada y le dio un síncope. Claro, el tipo estaba acostumbrado a ser él quien manejara esas tenazas en las sesiones de tortura. Hemos agotado en esta casa el buen espumoso de Requena. ¡A la salud nuestra, de ustedes y sobre todo de quienes fueron febrilmente torturados por este condecorado policía en tiempos de democracia!