Cartelera Turia

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NECROLÓGICA: RAFAEL CATALÁ, MINISTRO DE JUSTICIA

FUNERARIA LA SOLEDAD: La Ley de Murphy. Una de ellas. Si pensábamos que Gallardón era un ceporro, ¿qué decir ahora de Rafael Catalá, su sucesor al frente del Ministerio de Justicia? Pues así de sencilla la respuesta: ceporro y medio. Cuando ves a alguien del PP con barba de tres días te parece que es un tipo de ahora y no uno de los que salen deshuesados en las profundidades de Atapuerca. Y ahí está el tipo Catalá, como si fuera un moderno con su pinta sin rasurar y resulta más retrógado que Isabel Bonig, que ya es ser retrógado. Su defensa acérrima de la ley mordaza, la ocurrencia de que los Mossos d’Esquadra son responsables de la avería del AVE entre Madrid y Barcelona, la reprimenda al juez Pedraz por haber dejado sueltos los tuits de Guillermo Zapata, la insinuación de que el propio Gobierno del PP había intervenido en la imputación de Artur Mas y una larga lista de cerrilismos a destajo lo convierten en un alumno aventajado de

Fernández Díaz y Pedro de Morenés y Álvarez de Eulate. Durante toda su vida ha pasado por un millón de puestos públicos y privados, desde Aena a una empresa del sector de juegos (Wikipedia), pasando por altas responsabilidades en los ministerios de Fomento, Educación, Hacienda y Administración Pública cuando éste último empezó a desadministrarlo el mismísimo Mariano Rajoy. Otra prueba de su posicionamiento ultra es la insistencia en volver a presentar la reforma de la ley del aborto en la próxima legislatura. Así es el chico. Mejor dicho, así era. Su cadáver apareció en su casa apuñalado. La versión oficial del crimen, aún en fase de investigación, apunta a que el asesino sería un sicario venezolano a sueldo de Podemos. Sin embargo, testimonios policiales aseguran en voz baja que el cuerpo inerte fue llevado allí desde los sótanos de una casa de timbas camuflada en las cercanías de su Ministerio. Según esta misma versión, todo apunta a un ajuste de cuentas ya que Catalá nunca había abandonado su relación con el juego y le gustaba esconder ases y escaleras de color en las mangas de su chaqueta.

FOTO:EL ESPAÑOL

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