XIMO CÁDIZ: Llegan las elecciones municipales y autonómicas (a final de año serán las generales y en junio de 2024, las europeas). Como decía esta, nuestra cartelera, en otros tiempos: “Calomarde (en paz descanse), la cosa está que arde”. Si esto fuera un examen final, las izquierdas que nos gobiernan sacarían una nota alta. Pero como son unas elecciones, haberlo hecho bien, siendo condición necesaria, puede no ser suficiente para pasar la reválida. Quedan pocos días y conviene hacer memoria y cargarse de razones. Estas son las mías.
Por haber gestionado con responsabilidad y seriedad la pandemia que puso en riesgo nuestras vidas y causó miles de muertes (mientras Ayuso abandonó a sus mayores en las residencias y redujo la libertad a tomar cañas); por levantar un escudo social que evitó (también con la Guerra de Ucrania) los destrozos que sí sufrimos en la crisis de 2008; por reducir el desempleo en València y en España; por los ERTEs que evitaron millones de despidos; por subir el salario mínimo un 46%; por hacer una reforma laboral que ha convertido millones de contratos precarios en indefinidos; por aumentar las pensiones; por la Renta Valenciana de Inclusión y el Ingreso Mínimo Vital para las personas más vulnerables; por los impuestos a la banca, las energéticas y las grandes fortunas que redistribuyen la riqueza; por eliminar el impuesto al sol (que implantó el PP) e impulsar la energía solar y otras renovables; por bajar la deuda municipal; por devolver a la gestión pública la sanidad que privatizó el PP para hacer negocio con la salud; por acabar con las listas de espera en València para las ayudas de dependencia y la teleasistencia; por hacer que las políticas de juventud lleguen a todos los municipios y hacer gratis el Carnet Jove; por mejorar la calidad del agua de l’Albufera y protegerla; por hacer de València una ciudad más habitable, con menos tráfico (que contamina y provoca el calentamiento global); por bajar el precio del transporte público (que es gratis para la gente joven), la tarjeta metropolitana SUMA que integra y reduce tarifas, los horarios nocturnos del metro y la EMT y acabar la línea 10 del metro que llega a Natzaret; por la Ley de vivienda que bajará los precios del alquiler; por reformar las plazas del Mercat Central y de la Reina (y en breve, la del Ayuntamiento, ya sin coches) y las de muchos barrios; por convertir el socavón de la Plaza de Ciudad de Brujas en un parking; por empezar a hacer “supermanzanas” peatonalizadas como la de La Petxina (y las próximas en Orriols, Extramurs, Monteolivete o La Roqueta); por abrir carriles bici y apostar por ese medio de transporte; por invertir en el Cabanyal (cuando la derecha quería arrasarlo); por los presupuestos participativos que permiten a la ciudadanía decidir las inversiones municipales; por el control del precio de la energía gracias a la “excepción ibérica”; por bajar la ratio de estudiantes por aula y aumentar las plantillas de profesorado; por los libros de texto gratis de Xarxa Llibres; por convertir en colegios lo que eran barracones; por aumentar las becas; por el Bono Cultural para jóvenes; por recuperar la vida cultural con la Mostra de Cinema del Mediterrani, las programaciones del Centre del Carme, del IVAM, de los teatros públicos, el apoyo a festivales…; por el Estatuto del artista; por seguir trabajando por la plena igualdad de las mujeres y los hombres; por combatir la violencia machista, hasta su erradicación; por defender el derecho al aborto de las mujeres; por defender el respeto a lesbianas, gais, trans y bisexuales y su derecho a ser quienes quieren ser; por seguir acercando al 0’7% la ayuda para la cooperación al desarrollo; por acoger a personas refugiadas de Siria, del “Aquarius” o de Ucrania; por reconocer el derecho a una muerte digna; por la ley de Memoria Democrática que cierra las heridas de miles de víctimas de la Dictadura y la Guerra Civil; por asumir el coste de los tratamientos de la hepatitis C (la derecha no quiso hacerlo) y hacer que la atención sanitaria sea universal, también para los inmigrantes (el PP, de manera inhumana, los dejó fuera); por dispensar la Prep y prevenir el VIH; por el Bono Comercio que impulsa la compra de proximidad; por acabar con los horarios sin límites del comercio; por conseguir inversiones como las de Volkswagen, Stadler, Hitachi, HP, Siemens y más; por conseguir que València sea conocida en el mundo por ser Capital Mundial del Diseño, Capital Verde Europea o acoger los Gay Games (en vez de ser el epicentro de la corrupción y el extremismo católico del excluyente Encuentro mundial de la familia)… y la lista seguiría.
También habrá críticas: todo es mejorable y, a menudo, los cambios son demasiado lentos, pero analizando el balance, hay motivos de sobra para confiar nuevamente en las izquierdas y que el futuro de València y de la Comunitat Valenciana siga siendo progresista. El 28 de mayo tenemos que ser más. ¡Pásalo!