PAU VERGARA: A lo largo de la historia del cine hemos visto multitud de películas que abordan la lucha por la supervivencia de un individuo. En España también hemos hecho nuestros pinitos. Hay que recordar Buried, de Rodrigo Cortés o Solo, de Hugo Stuven. Las claves de estos argumentos suele ser una angustiosa cuenta atrás por la vida. Ya sea dentro de un ataúd o a la deriva por la corriente.
El director Albert Pintó, con un guion escrito por Ernest Riera, Miguel Ruz, Indiana Lista, Seanne Winslow y Teresa Rosendo, plantea en Nowhere una gran lucha por la supervivencia dentro de un contenedor de carga marítima a la deriva. Mía (Anna Castillo) es una mujer embarazada que, junto a su marido, huye de un país totalitario escondida en un contenedor marítimo. Tras ser forzosamente separados, deberá luchar por su supervivencia cuando una violenta tormenta la arroja al mar. Sola y a la deriva en mitad del océano, Mía se enfrentará a todo para salvar la vida de su hija y reencontrarse con su pareja.
Toda la trama es una sucesión de obstáculos para salvar la propia vida. La película comienza planteando una sociedad postapocalíptica donde un grupo de extremistas ha tomado el poder y centenares de personas tratan de huir hacia un lugar seguro. El arranque es la parte más interesante de este thriller se supervivencia. A partir de la llegada a mar abierto la verosimilitud se resiente. El pacto con el espectador se fuerza demasiado con el parto, el cuidado del bebé, la falta de agua y todas las penalidades que sufre Ana Castillo. No cabe duda que en una situación real ya estaría muerta. Los guionistas tratan de echar más leña al fuego para darle emoción lo que termina por producir un cierto cansancio, y hastío en el espectador.
Desde el punto de vista de la producción es una película cuidada y bien resuelta, con varios retos como el rodaje submarino, o el plano del contenedor a la deriva. Sin embargo, la impresión final es que podría haber estado mucho mejor. La tenéis disponible en Netflix.