JOAN C.MARTÍN: El pasado 3 de julio falleció el empresario vinícola José Mª Gandía, tercera generación de la saga vinícola que inicio Vicente Gandía Pla hace 140 años. José Mª Gandía dirigió durante 4 décadas esta prestigiosa bodega hasta convertirla en la primera de la Comunitat Valenciana y una de las más importantes de Europa. La historia de esta estratégica bodega es la historia de la era contemporánea del vino valenciano, pero los últimos 30 años ha sido el tiempo, los hitos, el progreso y la herencia dejada por José Mº Gandía. Fue el primero que comprendió la necesidad de evolución del sector del vino valenciano creando el primer embotellado que lo sacaba de la era del granel, con su Castillo de Liria en 1971.
Las uvas procedían de esta comarca. Y fue el primer vinatero exportador, que traslado su bodega del barrio del grau de Valencia, donde se asentaban históricamente los exportadores de vino, a la zona rural (Chiva; sub zona Valentino de la D.O. Valencia). Creando una moderna bodega para sus depósitos de acero inoxidable y su moderna nave de embotellado que no ha dejado de progresar hasta la actual, que será de las más avanzadas del mundo. Bajo su liderazgo Bodegas Gandía ha creado marcas famosas y de calidad como el Castillo de Liria rosado, y los tintos Ceremonia, Hoya de Cadenas y Generación 1. El progreso en calidades y conceptos de esta vinería, nunca ha dejado de crecer bajo el liderazgo de su alma mater José Mª Gandía. Así su estructura se amplió con la adquisición, desarrollo y construcción de la finca Hoya de Cadenas, dominio vinícola situado en las Cuevas de Utiel una pedanía, una aldea, un lieu dit vitícola de la comuna municipal de Utiel, al más puro estilo bordeles. Allí se construyo la bodega más moderna de vinificación de la época, con trasiegos y controles de elaboración controlados por un gran ordenador, y conectados los depósitos por tuberías fijas, donde los mostos y el vino están en ausencia de contacto con el aire. Por ello los vinos de Gandía siempre resultan frescos y naturales, libres de toda oxidación. Hoy esta finca tiene más de 400h en un bello paisaje y es el lugar enoturístico más visitado de la Comunitat Valenciana y está entre los primeros de España.
El progreso de la visión de José Mº Gandia fue continuado por su nueva generación y los buenos profesionales con los que siempre supo rodearse, creando una “nueva cultural vinícola” basada en la cultura enológica que su visión atesoraba, como se mostro en la nueva generación de los Miracles, y el desarrollo de los bobales “made in Gandia” Bobal blanc de noirs, Bobal rosa, Bobal negro. Así como la creación de sus viñedos en Fontanars y la Vila de Cabdet (en la D.O. Valencia, aunque este municipio pertenezca ahora a la provincia de Albacete) donde elaboran un cru exceptionnel el Clos de Gallur, el tinto con el que soñaba su luminosa visión. Todo ello y las continuas inversiones, en busca de este proyecto para crear una vinería y vinos con los que José Mº Mª Gandía soñaba, con los quería alcanzar. Una noche cenado en el restaurant de Burdeos Le chapon fin del chef Francis García, (un Vinexpo de los 80) pedimos un Grand cru classe del Médoc, me pregunto. ¿Te gusta?, le dije mucho es un gran y fino tinto. Y él me contesto “yo quiero hacer los vinos que a mí me gustaría beber”. Y a fe mía lo ha conseguido. José Mª tenía un gran y fino paladar, y muy exigente con sus propios vinos. Eso era parte de su filosofía empresarial, y ha sido un líder, que implemento siempre entre sus colaboradores, el ansia por la obra bien hecha, en la casa Gandía el “vale que pase” o “todo sirve” no existe. Ha sido, es, una bodega que busca, ansia, la perfección en la calidad, que como dijo el gran cocinero de Sant Vicent del Raspeig Norberto Jorge (resturannts; Norberto en Oslo, La Moñica en su pueblo y Casa Benigna en Madrid) ¿Qué es la calidad? ¡la ausencia de toda debilidad!. El me conto una experiencia que le influyo de joven, su padre le envió a una escuela de negocios de Suiza, desde su ventana observaba, como todos los fines de semana el propietario de la mansión vecina un hombre de gran fortuna raspaba, coloreaba de minio y pintaba las verjas de su mansión, un día tras otro, semana tras semana, mes tras mes, sin cesar en el empeño hasta que la verja quedo perfecta.
Esa observancia le enseño, que la devoción en la tarea era buena para conseguir el fin, y educadora en el propósito. José Mª tenía una inteligencia ecléctica que le fue muy necesaria para hacer la evolución de su empresa y el progreso de su negocio del granel al embotellado, del comodity a las marcas prestigiosas, y finalmente a los vinos prime. Hasta conseguir que sus vinos estén en más de 90 países del mundo, con estratégica flexibilidad.
Qué bien le sientan a este gran vinatero los versos de Walt Whitman “En el camino” ¡oh capitán, mi capitán!, voy por mi camino siempre dispuesto a traficar, mis articulaciones las más fuertes y las más flexibles de la tierra! Fue un empresario respetado por todos; por sus clientes, proveedores, competencia y sus colaboradores. Estos y su familia se sentirán hoy huérfanos ante la pérdida inconmovible, pero orgullosos del patrimonio que la visión de su líder les dejo en herencia.