Squid game (El juego del calamar), se podría haber titulado sambori, o rayuela, o cualquier otro nombre de gincana o yincana, como dicen algunos. Es el nombre de la mini serie que triunfa en la globosfera. Es coreana -dosis de gore y sadismo garantizados-, con un guión lo suficientemente simple como para ser entendido por todo el mundo, y a la vez complejo para que tenga múltiples lecturas, desde la friki a la anticapitalista. Minimalismo, trazo limpio y homenaje a las escaleras imposibles de Escher. Leo en redes sociales que las zapatillas de los forzosos esforzados y ludópatas concursantes se han agotado en el mercado. Algunas series, como algunas películas, suelen abrir espacios para el negocio que van más allá del consumo del producto audiovisual. Le llaman merchandising. Hasta Sergi Pàmies se ha sumado en La Vanguardia al río de tinta de calamar vertido con la serie. ¿Se habrá comprado Pàmies las zapatillas?
JUEGOS OTOÑALES
Podemos acercarnos a la política como si fuera un juego, una serie. No le falta sadismo. Con su puesta en escena, con sus capítulos. En otoño y lejos de citas electorales, llega la temporada de los congresos. Terminada la convención volante del PP, ahora le toca al PSOE. Mientras Compromís calienta motores, y busca cómo ayudar a redefinir ese espacio a la izquierda del PSOE que tantos anhelan.
València es la sede del cónclave socialista. Lugar y momento oportunos para reclamar una financiación justa. Pedro Sánchez intenta restañar heridas dando acomodo a antiguos rivales. El actual secretario junto a los ex, foto segura de la cita. Sánchez respaldado por Zapatero y González, buscando sumar apoyos para afrontar los retos futuros, que no son pocos. En la agenda, a medio plazo, está la cumbre de la OTAN en Madrid el próximo año, y el mandato de turno de la Unión Europea. Ambos espacios necesitan ser redefinidos.
La Alianza Atlántica, tras la debacle afgana y la reorientación de la política exterior USA, tiene menos sentido que nunca. Ni la seguridad mundial, ni mucho menos la europea, pueden seguir en las únicas manos del amigo americano. Las prioridades, ni económicas ni militares, de Estados Unidos no son las nuestras, sobran los ejemplos.
Por otra parte, Europa, tras la pandemia, el brexit y el órdago de Polonia, requiere un inaplazable rearme ideológico. Aclarar competencias y soberanías. Redefinir estrategias y aliados. Poner límites a la propagación de nuevos fascismos. Primar la solidaridad frente a la exclusión. La tolerancia frente al odio. La amenaza de la crisis climática está ahí, y se acaba el tiempo para impedir sus dramáticas consecuencias. Ese es el principal objetivo del ambicioso plan de recuperación y resiliencia tras la Covid-19.
Pero aquí y ahora lo más urgente para nosotros son los presupuestos de 2022. Al PSOE no le basta con Podemos, necesita sumar más que la derecha extrema y la extrema derecha para sacarlos adelante. Y ahí entran en juego los socios de investidura. Nadie da nada a cambio. Las deudas con el País Valenciano son muchas y fáciles de satisfacer. Si hay voluntad política, claro. Reformar la financiación, sin ir más lejos. “El derecho a la diferencia, sin diferencia de derechos”, que dijo el President en el acto oficial del 9 d’Octubre. O esa otra, también de Ximo Puig en el mismo acto: “Espanya ha d’ofrenar allò que li correspon a la nostra comunitat”. Es de justicia y evita broncas.
TÁNGANA
Sí, así con tilde, significa eso, jaleo o follón, también un juego de origen medieval. Para tángana la que se montó con el último vídeo clip de C Tangana -sin acento- y Nathy Peluso. Se grabó en la catedral de Toledo. Es una historia de amor, una conversión, como la caída de Saulo del caballo. “Yo era ateo, pero ahora creo. Porque un milagro como tú ha tenido que bajar del cielo”, dice el estribillo de la canción. Una bachata, un canto al poder curativo del amor terrenal. Casi como un poema místico de Teresa de Ávila. Así lo entendió el deán de la catedral que autorizó la grabación. El arzobispo está indignado. Obispos tiene la iglesia. Un grupo de beatos corrió a rezar el rosario a la puerta del templo. Léanse La Regenta de Clarín. ¡Hace más de 130 años que la escribió Leopoldo Alas! Para algunas cosas, estamos como en el XIX.
Aunque para escándalo las inmatriculaciones de la Iglesia. Su mundo no será de este mundo, pero bien que aprovechó la jerarquía católica la oportunidad que le dio Aznar y el PP de poner a su nombre miles de propiedades que pertenecían al pueblo. ¡Hasta de la mezquita de Córdoba se han adueñado! En València, la Iglesia sigue sin pagar el IBI de muchos de sus negocios inmobiliarios. Y no es un juego.
URBANO GARCÍA