MAITE IBAÑEZ: Aquel discurso de Fernando Delgado del 11 junio de 2015 en Les Corts ya ha quedado en nuestra memoria. En una de sus fragmentos exponía, desde esa voz cálida y firme: “de quién somos empleados ya lo sabemos, en el para qué se nos emplea es de lo que cada uno de los grupos políticos representados aquí ha de responder a su manera. Habrá matices, pero si a alguien se le ocurriera ignorar que los hambrientos y los dependientes son lo primero, que la lucha por el empleo es una prioridad, que la educación y la enseñanza nos obligan a un esfuerzo denodado o que las políticas de igualdad han de imperar, nos instalaríamos en un espacio de discusión tan inútil como deplorable.”
Con esas rotundas palabras llenas de actualidad, se comenzó hace unos días la jornada de portavoces y responsables de Cultura del PSPV-PSOE en València. Fue Manuela Villa, directora general de asuntos culturales en el Gobierno de España la que leía emocionada parte del discurso de Fernando. Y le acompañaban Marina Gilabert, representante de la asociación Clásicas y Modernas, con su mirada de narrador y espía reflejado en “Todo lo que necesita ser dicho. El amor libre y devoto”. Completaban estas voces Francisco Molina, gestor cultural, que seleccionó el final del libro “Todos al infierno”, y la artista, representante del Consell Valencià de Cultura, Amparo Carbonell, leyendo el poema “La caja hueca” que nos trasladó a la obra de Jorge Oteiza. Y todo ello junto a Pedro, cuya presencia hizo el momento aún más grande.
Fue un homenaje sencillo y simbólico, que nos hizo arrancar con más fuerza el encuentro, a través de una clara hoja de ruta marcada por los ejes de la lucha contra la censura y el apoyo la libertad creativa. Muchos fueron los temas abordados. Como diría Fernando, que nunca había hecho novela en la que apareciera la política, “ante el panorama escandaloso que se nos presenta hay casos que son profundamente literarios”. Y así es: desde los capítulos de desprestigio a los profesionales, los recortes y ceses o la nueva modalidad de censura, la que podemos llamar “censura preventiva”, que se desvincula de cualquier proyecto ordenando retirar un logo institucional que nunca estuvo. Esta es la última hora que nos llega desde la Conselleria de Cultura a propósito de la exposición “Quan Gaza clama” organizada desde APIV- Asociación de Profesionales de la Ilustración Valenciana y que podremos ver en la Fira del Llibre. Una actitud ridícula del “por si acaso” o “aquí mando yo” que retrata el modelo cultural actual.
Pero el día de esta jornada técnica tenía que completarse con un encuentro con el sector, principalmente con representantes del tejido asociativo profesional: audiovisual, festivales, salas de teatro, circo, música, danza, escritores, editores, etc., desde La Fábrica de Hielo. Se revisaron con especial atención varias cuestiones: Qué pasará con el Circuit Cultural Valencià, como vertebrador del territorio (compañías, agentes, técnicos) que mantiene un futuro sin definir y donde los representantes de las artes escénicas valencianas manifestaron su preocupación hace semanas. La tramitación de urgencia del nuevo modelo de radiotelevisión valenciana, así como la declaración de guerra a la lengua abre un camino muy alarmante para todos. Porque el paquete de las cinco leyes impulsadas por PP y Vox contiene la anulación de la Ley de Memoria democrática, y los ataques al plurilingüismo, a la transparencia, la radiotelevisión autonómica y la Agencia Antifraude. Una clara involución hacia el desarrollo democrático de nuestra historia cultural. Con todo ello, València se ha convertido en un laboratorio para las políticas cultural de la extrema derecha. Un escenario donde nos parecía que la democratización cultural era una realidad y había llegado desde los gobiernos progresistas para quedarse. Pero la realidad nos demuestra que la accesibilidad a la cultura no está garantizada. Muy al contrario: está en peligro.
Fernando Delgado recibió un gran homenaje en la Fira del Llibre (de la mano de Juan Cruz, Ángeles Caso, Carmen Amoraga, Jaime Siles y Carlos Marzal), y sus lecturas nos seguirán acompañando. Y lo harán desde una actitud serena, firme y consciente, tomando como referencia sus palabras, porque “no se trata de pisar fuerte, que pueden significar intentos de pisar a alguien, sino de poner los pies en buen sitio.” Pongamos, por lo tanto, la cultura en el lugar que le corresponde.