URBANO GARCÍA: El verdadero liderazgo político–dice Sánchez Cuenca, en las páginas de La Vanguardiaes aquel que consigue dominar el clima de opinión dominante y lo moldea, “provocando un debate profundo y una reconsideración por parte de la ciudadanía de asuntos complejos e importantes”. Nada más lejos de lo ocurrido en Andalucía. Los resultados electorales, con la irrupción de la extrema derecha hasta ahora oculta tras las siglas del PP, cuestiona sus liderazgos. La implosión del partido hegemónico de la derecha ha alumbrado el neofascismo. “No queremos papeletas verdes, las queremos rojigualdas”, dijo Abascal la misma noche de los comicios andaluces, ciscándose en ellos. La explotación reactiva de un sentimiento banalmente patriotero y del miedo a la globalización son sus principales argumentos. La crispación por las tensiones territoriales causadas por la situación en Catalunya, y las consecuencias de la globalización ultraliberal, han sido capitalizados por una extrema derecha “sin escrúpulos democráticos”. Ante problemas complejos, la derecha extrema ofrece soluciones simples. No le importa arrasar derechos y libertades. VOX será la fuerza de choque del tripartito derechista. Así lo proclama en su programa: ni inmigrantes, ni ley de la memoria histórica, ni contra la violencia machista, ni autonomías, disolver las instituciones catalanas,… estas y otras perlas por el estilo conforman el ideario de un partido que se sitúa a años luz de la democracia. Decir que su discurso es anticonstitucional es una obviedad. Nada más conocerse los resultados, un masterizado Casado se autoproclamó ganador, aunque su partido, el PP, cosechó sus peores resultados. Se sabe cabeza de ratón, líder de un tripartito de derecha extrema. Seguro que Aznar no tendrá inconveniente en asesorarle en la tarea de reconstrucción de “la casa común de la derecha”, como la llama Casado. Al fin de cuentas, Abascal fue amamantado por el PP durante años. A los 18 años se afilió al partido de Fraga, por cuyas siglas fue, durante dos legislaturas, concejal en Llodio. Más tarde fue Esperanza Aguirre quien le garantizó la teta del erario público, nombrándole Director de la Agencia de Protección de Datos y Director de la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio Social de la Comunidad de Madrid. Su Asociación para la Defensa de la Nación Española contó con suculentas subvenciones del PP. C’s también ha crecido exponencialmente exagerando peligros y alimentando miedos. Como VOX y el PP, también Catalunya y la inmigración son sus temas preferidos. El discurso de la derecha extrema es muy parecido al de la extrema derecha, son vasos comunicantes. ¿Y el PSOE? ¿Y la izquierda? El primero modernizó Andalucía, pero después de 36 años en el poder sufría desgaste de materiales. Susana no ilusionó. Y la abstención le ha hecho mella. También la transferencia de votantes a C’s, sus socios preferentes en la última legislatura. Adelante ni logró atraer el voto perdido por el PSOE.
ALGARROBICO
La imagen del hotel, en el Parque Natural de Cabo de Gata, es uno de los símbolos de la burbuja inmobiliaria. Sigue en píe 15 años después de su construcción. ¿Metáfora de la incapacidad política para hacer cumplir la ley? Es posible. La rápida transformación de Andalucía hace tiempo que se ralentizó. Pero creó nuevas dinámicas. Almería es un ejemplo. Su economía de invernaderos se sustenta en abundante y mal pagada mano de obra inmigrante. El alto rendimiento de las explotaciones agrícolas bajo plásticos alimenta un empresariado muy conservador. La serie Mar deplásticoretrata parte de las contradicciones de una sociedad muy desigual. Se cumplieron las predicciones. La elevada abstención afectó a la desmovilizada izquierda. Al contrario que la derecha, muy movilizada ante la posibilidad de desbancar a un PSOE hegemónico durante 4 décadas. En Benidorm, el Conselltendrá que pagar el derribo y las indemnizaciones a los 168 propietarios de las viviendas de dos bloques construidos dentro del dominio marítimo. Ahora nos llega la resaca por los días de vino y cemento del PP de Zaplana, Camps, Fabra y Bonig. Cerca del Cap i casal, en el Parque de la Devesa, invadiendo también los lindes marítimos, estaba el hotel Sidi-Saler. Construido al inicio de la Transición, a rebufo del desarrollismo tardofranquista, cerró sus puertas en 2011. Desde entonces espera su demolición. Antes de ser demolido, el Ministerio parece dispuesto a renovar ¿Cuánto dura una resaca?