ANDREA GABRIELLI: El hecho que València haya crecido de espaldas al mar es algo que hemos repetido muchas veces. Cuando llegué aquí, en el ya lejano 2001, no entendía como todo el mundo me hablaba de la huerta, del arroz y de los cítricos (que, por cierto, son todos de excelente calidad) y no me comentase nada acerca de su maravilloso mar Mediterráneo. Será que nosotros, los italianos, sentimos una adoración particular hacia nuestro mar y a todos los increíbles productos que ofrece, tanto que los ponemos siempre por encima de cualquier otra comida. Me resultó dificil entender, por ejemplo, que la paella valenciana no tuviera marisco o pescado. Un amigo una vez me dijo incluso, que se había dado cuenta de que existía un mar más allá de la ciudad, y fue cuando se celebró la Copa América de vela. Para que me entendáis, en Italia cualquier localidad costera está repleta de restaurantes de pescado mientras aquí, a mi llegada hace 22 años, apenas había unas pocas arrocerías (las mejores estaban fuera de la ciudad) y aún menos marisquerías. Así que podéis imaginar mi desconcierto. Hoy en día la situación ha cambiado notablemente: para tomar una buena paella ya no hay que ir necesariamente a El Palmar; hay muchas de altísimo nivel en la ciudad y también muchos restaurantes especializados en pescado y marisco fresco de primerísima calidad, así que, hay de verdad mucho donde escoger.
Si os gustan la propuestas tradicionales, de marcado estilo clásico valenciano, yo diría que un restaurante como la Marisquería Civera (C/ Mossen Femades, 10), desde el 1967 en pleno centro de la ciudad, es sin duda una opción ganadora. Aquí gastaréis muy bien vuestro dinero, ya que el producto es fantástico y está tratado con un cariño exquisito. Desde sus arroces, al marisco de la lonja, fresquísimo, o sus pescados del Cantábrico, aquí cualquier elección no falla nunca. Asimismo, disponen de una bodega, muy variada y de calidad. Otro sitio de este estilo, quizás un poco más moderno, es Barbados (C/de los Pedrones, 2), fundado en 1988. Queda un poco alejado del centro histórico de la ciudad, pero sin duda merece la pena una visita, ya que de los fogones de Paco y Maite salen siempre platos increiblemente sabrosos en un ambiente acogedor y elegante. La carta varía según la oferta de la temporada (como tiene que ser),
pero ofreciendo siempre máxima calidad. Todos estos manjares se pueden maridar con una carta de vinos muy bien estructurada, donde predominan los blancos, rosados y espumosos y que son los que mejor se acoplan a este tipo de gastronomía. De lo contrario, si lo que vais buscando es producto recién pescado, sin tantas milongas, sin grandes presentaciones o un servicio de estrella Michelin, pero de la mejor calidad posible, seguro que La Cantina de la Lonja (Moll de Ponent, s/n, Tinglado 5) es vuestro restaurante. Ubicado por detrás de la mismísima lonja donde los buques pesqueros descargan sus capturas, el restaurante de Angelo se abastece de lo mejor que llega. Cada día hay propuestas diferentes, dependiendo de como ha ido la pesca. Por supuesto, aquí no existe la palabra “congelado” y todo lo que entra es fresquísimo y se consume en uno o dos días. Si queréis gastar poco, pero disfrutando de un buen producto en un lugar quizás un poco ruidoso pero con muy buen rollo, La Lonja del Pescado (C/ d’Eugènia Viñes, 243) es el sitio perfecto. En el corazón del Cabanyal, a dos pasos de la playa, este restaurante histórico abre solo los viernes, sábados y domingos y se llena con mucha facilidad. Imperdibles sus frituras y cualquier marisco a la plancha condimentado con su exquisita picadita de ajo y perejil. Quizás, la única pega es la carta de vinos, demasiado básica para poder disfrutar de unos platos sencillos pero verdaderamente gustosos. Entre los nuevos estrenos, merece ser citado Agua Salada (C/ de la Marina, 38) en el Cabanyal. Es un lugar donde el marisco prácticamente pasa del mar a la mesa. Especialista en productos crudos, destaca la selección de ostras y toda una serie de tapas de mar, una mejor de la otra. Quizás es uno de los sitios mejores para disfrutar del aperitivo, gozando de las exquisiteces del mar con una excelente copa de vino. Por cierto, la carta de vinos no es muy extensa pero está muy bien diseñada considerando el menú que ofrecen. Destacaría su selección de vinos espumosos (cavas, Champagne, Franciacorta o Prosecco). En fin, no hay excusas. Disfrutad del mar y sus maravillosos productos. Hay muchos sitios para todos los gustos y bolsillos, comeréis de maravilla y, cosa que nunca viene mal, muy sano.