PAU VERGARA: El asesinato del líder de la Democracia Cristiana italiana, Aldo Moro, a manos de las Brigadas Rojas en la Italia de los años 70 fue tema de conversación recurrente en mi casa. Era el segundo magnicidio del que escuchaba hablar-el otro era el de Olof Palme, el líder de la socialdemocracia sueca-. La tesis siempre fue la misma. Que elementos del Estado y servicios secretos habían actuado para evitar el llamado “Compromiso histórico”.
La Italia de los 70
Aquella Italia de los 70 estaba en plena convulsión social y política. Las costuras salidas del fin de la Segunda Guerra Mundial estaban a punto de saltar por los aires. El partido del orden establecido, la Democracia Cristiana, que había ganado todas las elecciones-no sin ciertas dudas de fraude y pucherazo- comenzaba a sufrir el desgaste. A su izquierda, el Partido Comunista Italiano (PCI) había roto las cadenas con Moscú y asumía el parlamentarismo y la democracia como medio de su actividad política. Por aquel entonces, el secretario general del PCI, Enrico Berlinguer había lanzado el llamado “Compromiso histórico”. Básicamente era un llamamiento a la Democracia Cristiana a explorar una alianza de gobierno, algo muy bien recibido por el entonces Presidente del Consejo de Ministros, Aldo Moro. La experiencia de Chile, con el golpe de Estado de Pinochet, había demostrado que los partidos comunistas no podrían gobernar en los países democráticos sin el apoyo de las fuerzas moderadas. En las elecciones generales de 1976 ganó la Democracia Cristiana con 262 escaños, seguido muy de cerca por el PCI con 228 escaños y 12.6 millones de votantes. La idea del “compromiso histórico” fue muy mal vista por estamentos del Estado (militares, servicios secretos, etc) y elementos del “Estado Profundo” italiano compuesto por la Logia P2, una poderosa organización de extrema derecha formada por políticos, militares, agentes del servicio secreto, y sobre la que pesaba el rumor de que hasta ella llegaban los tentáculos de la CIA. En aquel contexto las Brigadas Rojas acusaban al PCI de traidores a la clase obrera. El movimiento no descartaba la lucha armada, secuestros y asesinatos para acabar con el orden establecido.
En esta grandísima tela de araña que transcurría en la Guerra Fría estaba en marcha la llamada “Operación Gladio” (espada en italiano) que consistía en una red de agentes durmientes desplegados en el país transalpino, preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental. Con el tiempo, esta organización clandestina centró todos sus esfuerzos en que los comunistas de Berlinguer no pudieran gobernar en Italia.Para ello se aliaron con el terrorismo de extrema derecha que atentó en la Piazza Fontana en Milán (17 muertos en 1969) y en el ataque ferroviario de Gioia Tauro (6 muertos en 1970), tres carabineros muertos en Peteano (1972), la granada lanzada en la Jefatura de la Policía de Milán (4 muertos en 1973) y la bomba de la plaza de la Loggia en Brescia (8 muertos en 1974).
Falta bandera e Infiltración en las Brigadas Rojas
Algunos atentados atribuidos a las Brigadas Rojas como el del magistrado Casson, que mató a tres carabineros, llevaron en 1972 a localizar un escondrijo con armas y explosivos C4, los mismos usados por la OTAN. Se detuvo a miembros del grupo Ordine Nuevo, un grupúsculo de extrema derecha, con conexiones con el SID /Servicio Secreto italiano. Con el tiempo se demostró que las Brigadas Rojas estaban infiltradas por agentes de la seguridad del Estado italiano.
En este endiablado contexto, realmente apasionante se enmarca la serie Exterior Noche, del excelente director italiano Marco Bellocchio. Se trata de una miniserie de 6 capítulos que aborda el contexto, secuestro y ejecución del Presidente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro a manos de las Brigadas Rojas. La historia se centra en distintos protagonistas de aquel, más que turbio episodio, que dio al traste con el “compromiso histórico”. La serie recuerda al mejor cine político italiano de los años 60 y 70. No es una serie realista, ni una reconstrucción.Es una creación que bucea por los hechos y personajes de aquellos días. No solo es importante lo que cuenta, sino cómo lo cuenta. Huye del estereotipo o el cine de denuncia, pero todo lo que hemos descrito en la entradilla está presente de forma sutil en ese mundo de sombras por el que circulan o levitan los personajes de Exterior Noche. Hay que poner en valor la capacidad del reciente cine italiano por recoger hechos complicados y oscuros de su historia. Todo un espejo donde mirarse. No se la pierdan. Está en Filmin.