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TEATRO: 2º FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO PROGRESISTA, VENEZUELA/1

NEL DIAGO: Que sea humana la Humanidad

La frase, extraída del tema El despertar de la historia, del cantautor venezolano Alí Primera, ha sido el lema de este sobresaliente festival de teatro que se ha celebrado entre el 8 y el 18 de junio de 2023 en la ciudad de Caracas y poblaciones aledañas. Un encuentro que va por su segunda edición y que tiene visos de continuidad en tanto en cuanto cumple con unos objetivos muy precisos y necesarios, así en el ámbito nacional como en el internacional. Por de pronto, el carácter festivo, comunal y participativo del evento. Venezuela ha pasado unos años realmente duros, con una inflación desbocada (todavía circulan los billetes de un millón de bolívares, que ahora equivalen a apenas 1 bolívar nuevo), un bloqueo económico inmisericorde por parte de las principales potencias capitalistas, una caída espectacular del precio del petróleo, que es su fuente primaria de ingresos, y, para colmo, una pandemia, la de COVID 19, a la que tuvo que enfrentarse en solitario o con muy contadas ayudas. Por todo ello, ahora que la situación parece revertir, que el aislamiento internacional retrocede, gracias a la formación de gobiernos de izquierdas y, por tanto, solidarios, en países de la región, como es el caso de Brasil (Lula da Silva), México (López Obrador), Colombia (Petro), Argentina (Alberto Fernández), Chile (Gabriel Boric), o Bolivia (Luis Arce), ahora, en fin, que la economía repunta, el pueblo bolivariano de Venezuela reclama lo que siempre ha sido una de sus señas de identidad: la jarana, la fiesta, el rumbeo chévere, o sea, la gozadera, la alegría de vivir. Y esto, en las Artes Escénicas, pasa por recuperar el grandioso festival caraqueño de épocas pasadas, pero ahora con otra perspectiva, con diferente intención, de ahí que, manteniendo su carácter internacional, al evento se le haya adjetivado como “progresista”. O sea, que la propuesta es realizar, programar, exhibir y debatir en torno a una manera ética y estética que represente los intereses de la gente común, de las clases mayoritarias y menos favorecidas. 50 eventos especiales, que incluyen dentro del llamado “eje formativo”, conferencias, talleres, coloquios, lecturas dramatizadas, exposiciones, presentaciones de libros y revistas, clases magistrales, a cargo de grandes personalidades de la dramaturgia internacional, como los argentinos Mauricio Kartum o Arístides Vargas, o de la crítica teatral especializada, como Vivian Martínez Tabares, de la revista Conjunto, de Casa de las Américas, Cuba.

Personalmente mi misión dentro del festival consistió en conducir, junto a mi colega Omar Valiño, actual director de la Biblioteca Nacional de Cuba y fundador del CICRIT (Círculo Internacional Itinerante de Crítica Teatral), los foros de debate (desmontajes se les llamó) con las agrupaciones escénicas venezolanas, lo que nos permitió tomar el pulso a la realidad teatral local, desde la Compañía Nacional de Teatro, que mostró una inusual experiencia, Mr. Hamlet, el clásico texto de Shakespeare pero en versión de comedia musical, hasta espectáculos de carácter mítico proveniente de los llanos, como Tierra, cuerpo y leyenda, de José Millán, o el Colectivo Amaká, que en Mala Madre aborda desde el cuerpo (la danza, el movimiento) y la palabra (textos poéticos) el tema de la mujer y la maternidad, tan acuciante en determinados sectores poblacionales. Hubo también en este apartado de teatro venezolano muchas obras de tipo historicista, que propusieron alcances singulares a las figuras de los próceres de la patria (Bolívar, Miranda, Páez…) y que resultaron muy atractivas para el público más popular y juvenil, sin olvidar adaptaciones de textos clásicos, como Roma 905, de Rajatabla, que parte de otro Shakespeare, el de Julio César, o de textos contemporáneos, como es el caso de El veneno, que se presentó como una versión libérrima a cargo de William Cuao y Ángel Pelay de nada menos que El verí del teatre de nuestro Rodolf Sirera, pieza en la que los versionadores locales se permitieron partir los parlamentos del Marqués en dos personajes: el Marqués, y la Marquesa, esposa y cómplice, una licencia que no tiene nada de extraña cuando en la misma ciudad de Sirera, Valencia, hemos visto a los dos personajes de la fábula transformados en mujeres: Actriz y Marquesa Companyia Micalet) y con espléndido resultado.

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