ÁLVARO PONS: Se está convirtiendo ya en costumbre decir que la cosecha comiquera del año ha sido buena, pero es que hay que reconocer que el aumento constante del número de novedades anuales se acompaña de una media de calidad extraordinaria. Este 2017 que nos ha acompañado ha sido pródigo en buenos tebeos, pero sobre todo en la consolidación de las reediciones de tebeos de calidad.
Hagamos un repaso rápido comenzando por el apartado nacional, donde destacan con fuerza el excelente y ambicioso Pinturas de guerra, de Ángel de la Calle (Reino de Cordelia) o la renovada fuerza con que Daniel Torres ha vuelto a su personaje fetiche, Roco Vargas, en Júpiter (Norma). Espectacular el paso a la narración larga de dos autoras que vienen del fanzine pero que ya están demostrando una personalidad propia y solidez envidiable: por un lado, el relato de compromiso social desde el homenaje familiar de Estamos todas bien, de Ana Penyas (Salamandra Graphic); por otro, la radical poética visual de Begoña García-Alén en Nuevas estructuras (Apa Apa). Un repaso en el que no podemos olvidar obras como la sorprendente Face, de Rosario Villajos (Ponent Mon), la atrevida biografía Cortázar, de Marc Torices y Jesús Marchamalo (Nórdica), la radical propuesta Conociendo a Jari, de José Jajaja (Fulgencio Pimentel), el riguroso Maldito Allende, de Olivier Bras y Jorge González (ECC), el indispensable Paracuellos 8 de Carlos Giménez (Reservoir Books) o la muy lúcida Las cosas del querer, de Flavita Banana (Lumen). Ojo porque en el apartado nacional ha habido importantes recuperaciones y recopilaciones de obras recientes como Cuttlas, de Calpurnio (DeBolsillo), Una posibilidad, de Cristina Durán y Miguel Ángel Giner (Astiberri) o Dr. Uriel, de Sento (Astiberri), así como clásicos indiscutibles como las obras de Josep Mª Beà (Siete Vidas por Astiberri y El hombre de los mil estilos y La Muralla por Trilita) o de Nazario y Alfredo Pons (con los integrales de Anarcoma y Alta tensión, editados por La Cúpula).
Álvaro Pons