MAITE IBAÑEZ: Últimamente estamos asistiendo a la eliminación de elementos simbólicos de la historia de nuestras ciudades en homenaje a las personas que lucharon por la libertad. En el cementerio de Madrid, se han borrado los versos de Miguel Hernández en recuerdo a las víctimas de la dictadura, en La Rioja se retiraba el nombre de Almudena Grandes de la biblioteca más importante de la comunidad, en Mutxamel la calle del escritor Enric Valor se sustituía por la Avenida de España y hace unas semanas vivimos algo similar con el Auditori Vicent Torrent, líder de la formación musical Al Tall.
Además de estos lamentables capítulos, otros elementos singulares en las calles están siendo vandalizados o directamente cubiertos de blanco, como el mural en Valladolid del artista Manuel Sierra sobre la memoria histórica que se tapó, y punto. Unos ataques dirigidos contra el pensamiento crítico y la diversidad que tiran a la basura los valores de convivencia y retratan el verdadero interés de algunos gobiernos. Recordamos el muro del Instituto Ausias March de Gandía que sufrió la agresión al proyecto ‘Dones en lluita per la igualtat’ con las imágenes de Simone de Beauvoir o María Zambrano, o la maravillosa pintura ‘Love Is Love’ del artista Flug, que ha sido restaurado varias veces tras ser atacada con spray la imagen del beso de dos mujeres. Espacios de libertad y de creación artística que forman parte de nuestros paseos cotidianos. Elementos que ya han confirmado una ruta cultural en València y cuya diana intolerante y fanática viene dirigida a contenidos concretos: Memoria histórica, igualdad, LGTBI, derechos humanos, lucha contra el racismo, identidad cultural… Y a escritores como Max Aub, cuyo recuerdo en el colegio que lleva su nombre también cubrieron con esvásticas.
Uno de los barrios que más está sufriendo este tipo de ataques es el barrio de Patraix. Hace poco más de un año la asociación vecinal nos convocaba en su conocida plaza a asistir a la lectura del manifiesto contra el odio “como consecuencia del ataque con pintadas contra la diversidad en el mural que se pintó en el barrio a cargo de Elias Taño con la colaboración de la ONG CEAR”. Un proyecto realizado con motivo de la celebración de actividades con colectivos de refugiados e inmigrantes. Pero el recorrido no acaba: Hace unos días fue el mural-homenaje al periodista fusilado en Paterna por el franquismo, Vicente Carceller, el que se vandalizaba con símbolos nazis. Una nueva agresión que ya ha sido denunciada por la Associació Veïnal Patraix ante la fiscalía. La figura de Carceller, responsable de la revista ‘La Traca’, representa la cultura popular y satírica del momento que convirtió la publicación en la más leída de España.
En 1940 el régimen franquista fusilaba a Vicent Miguel Carceller y a Carlos Gómez Carrera, alias Bluff, después de que un consejo de guerra los condenara a la pena de muerte. El primero era el editor de la revista ‘La Traca’ y el segundo uno de sus principales dibujantes. Fue un hecho atroz condenar a muerte a un dibujante y a un editor que jamás pudieron ser acusados de un delito de sangre. Para conocer más detalles sobre su figura recomiendo consultar el catálogo descargable de la exposición “La Traca. La transgresión como norma”, presentada en el Centre Cultural La Nau de la Universitat de València en 2016. Así como el magnífico documental “Carceller, el hombre que murió dos veces” que nos descubre el trabajo de este valenciano clave de nuestra historia cultural. Además, el proyecto ha sido galardonado con el Premio Berlanga al Mejor Largometraje en 2021. Testimonios y documentos que complementan los muros de homenajes y lecturas colectivas, que ninguna pintada o ataque a la cultura podrán borrar de nuestra memoria.