La noche del Auditorio de la Diputación de Alicante se convirtió en un punto de encuentro para toda la comunidad audiovisual valenciana. La Acadèmia Valenciana de l’Audiovisual y el Consell Audiovisual de la Comunitat Valenciana celebraron allí la octava edición de los Premis Lola Gaos, una gala que dejó claro que el sector atraviesa uno de los momentos más sólidos de su historia reciente. Más que un desfile de premios, la ceremonia funcionó como una declaración colectiva: el audiovisual valenciano ya no se conforma con existir; quiere liderar.
Y en esa fotografía de ambición y madurez, un título destacó con luz propia: Una quinta portuguesa. La película de Avelina Prat vivió una noche que difícilmente podrá repetirse, llevándose siete premios fundamentales —mejor largometraje, dirección, guion, actor protagonista, música original, montaje y sonido— y confirmando a su directora como una de las voces más firmes del cine valenciano contemporáneo. Manolo Solo, protagonista del filme, fue uno de los nombres más celebrados de la gala.
La retransmisión, a cargo de À Punt, estuvo conducida por Inma Sancho y dirigida por Rafa Piqueras, con guion de Laura Pérez. Su tono ágil y cercano contribuyó a que la velada fluyera con ritmo propio, sin perder de vista el objetivo: celebrar un año histórico para la creación audiovisual en la Comunitat Valenciana.
Además del triunfo de Prat, la noche dio espacio a otras miradas. Un bany propi, de Lucía Casañ, conquistó al jurado joven y permitió a Nuria González recoger el premio a mejor actriz protagonista. Pequeños calvarios, de Javier Polo, reforzó su sello autoral con los reconocimientos en dirección de fotografía (Beatriz Sastre) y vestuario (Ruth Sempere). Víctor Palmero, por Cel meu infern teu, y Gloria March Chulvi, por La cena, se llevaron los galardones interpretativos de reparto, y esta última producción sumó además el premio a dirección artística para Maje Tarazona.
En el terreno documental, Equipo Crónica. Arte de trinchera se impuso como mejor largometraje, mientras que Los chicos con las chicas se llevó el reconocimiento al mejor cortometraje. La animación quedó en manos de El tesoro de Barracuda y Carmela, premiadas en formato largo y corto respectivamente. Còlera triunfó en la categoría de ficción breve, y Caminar el tiempo, de Blanca Paloma y Luis Ivars, fue distinguida como mejor canción original.
Las series también ocuparon un espacio relevante: Favàritx se erigió como mejor serie de ficción y Informe (segunda temporada) como la mejor serie documental. La categoría de videojuegos —ya totalmente integrada en los Lola Gaos— tuvo como vencedor a BAMBAS! de DevilishGames, un reconocimiento que vuelve a situar al certamen como referencia nacional en este ámbito. El jurado valoró especialmente la creatividad y el compromiso del estudio, en un año donde el desarrollo valenciano en este sector continúa creciendo.
La edición introdujo, además, los nuevos premios a formatos de proximidad, creados en colaboración con el Consell de l’Audiovisual de la Comunitat Valenciana. Càmera i acció (radio), Xino Xano (televisión) y la campaña All i Pebre, de Mar Navarro Herráiz, fueron las primeras producciones reconocidas en esta categoría destinada a visibilizar la comunicación local y reforzar su papel dentro del ecosistema cultural valenciano.

Con un total de 458 obras inscritas —un crecimiento del 30 % respecto al año anterior—, los Premis Lola Gaos firman su edición más participativa. Un dato que no sólo ilustra la vitalidad del sector, sino también la necesidad de espacios donde todos sus agentes puedan reconocerse.
Uno de los momentos más emotivos llegó con el homenaje a Rodolf Sirera. El dramaturgo y guionista recibió el Premio de Honor entre aplausos que obligaron al ADDA a ponerse en pie. Su amigo y compañero Carles Alberola le entregó la estatuilla, convirtiendo el instante en una celebración del legado narrativo valenciano.
La presidenta de la AVAV, Teresa Cebrián, aprovechó su último discurso como presidenta para recordar la importancia de la cultura en tiempos difíciles y tuvo un gesto de apoyo hacia las personas afectadas por la DANA. Reclamó estabilidad, políticas a largo plazo y una mirada que proteja la diversidad y la identidad cultural valenciana. También lanzó un mensaje directo a las creadoras: «Las mujeres apenas representamos el 30 % de la Academia. Compañeras, es hora de estar». Su despedida incluyó un agradecimiento colectivo a la Junta Directiva saliente, reforzando la idea de que la construcción del sector es un trabajo coral.
La octava edición de los Premis Lola Gaos deja un retrato preciso del audiovisual valenciano: diverso, ambicioso, arraigado a su territorio y dispuesto a seguir creciendo. Un sector que aúna tradición y futuro, y que en esta gala encontró no sólo un lugar de celebración, sino un espejo en el que reconocerse.


