Cartelera Turia

RAFA LAHUERTA: “DESDE UN PRINCIPIO SUPE QUE ESTE ES EL LIBRO MÁS HONESTO QUE HABÍA ESCRITO NUNCA”

CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA: Quizá nunca pensó que llegaría a ser un novelista de relieve, pero Rafa Lahuerta (València, 1971) logró, seguramente sin esperarlo, que Noruega (2020) se convirtiera en un fenómeno literario en València con más de 22.000 ejemplares vendidos (17.000 de ellos en su edición original en valenciano), apuntalando una carrera que había iniciado seis años antes con los tres mil ejemplares despachados de La balada del bar Torino (2014). La memoria, el fútbol y las relaciones familiares y sentimentales son algunos de los ejes que sustentan una trilogía en la que la ciudad de València, tan necesitada de historias que la alumbren (con cariño y una visión crítica) y de una cierta épica particular que la eleve por encima de lo mundano, es no solo un telón de fondo sino un personaje esencial, prácticamente protagónico. La triada se completa ahora con La promesa dels divendres (Drassana, 2024), la más veraz y autobiográfica de las tres: lo que la primera tenía de proyección pública y la segunda de proyección ficticia, esta lo tiene de imagen hasta ahora secreta.

Tras publicar Noruega (2020) te pregunté si después de un libro tan titánico te iba a quedar algo por contar, y me dijiste que no te preocupaba en absoluto. ¿Cuándo fue el momento en el que visualizaste que tenías otra novela en ciernes, que había una nueva historia que contar?

Realmente vi el libro cuando acabó. En un principio era una confesión y un desahogo. Empezó de esa manera y posiblemente ahí resida la gracia. Después las circunstancias y algunas situaciones personales me hicieron ver que si lo pulía y acertaba con la limpieza de algunos capítulos podía tener un texto aceptable. Desde un principio supe que era lo más honesto que había escrito nunca, pero también me asustaba un poco exponer tanta intimidad de manera pública. Por otro lado, el libro nace de una llamada telefónica. Es decir, sin orden ni previsión.

 ¿Te ha resultado más difícil este libro que los dos anteriores, por tratarse quizá de una historia más confesional y veraz?

Es distinto. Cuando escribes ficción, la necesidad es encontrar el tono que permita hacer verosímil aquello que sólo existe en tu imaginación. Con la ficción me siento más cuestionado literariamente, tengo más dudas. Aquí ha sido al revés. Con los textos confesionales el reto es no pasarse de frenada. Estás enfrentándote a tu verdad de una manera descarnada. No necesitas convencer a nadie. Es un ajuste de cuentas con uno mismo. Por tanto, no es necesario seducir desde la mentira como en una novela. Esto es un combate personal. Escribes hasta el hueso, a tumba abierta. Tiene algo de expiación. Es una expiación.

¿Crees que la propia naturaleza de la historia que cuentas ha condicionado el propio formato del relato? Hay un momento del libro, como de la mitad hacia adelante, en que se vuelve algo más auto referencial, como más consciente de su propia naturaleza, con más reflexiones en voz alta desde el punto de vista del escritor (y no ya solo de quien fue adolescente), más desligado de la clásica estructura, algo más rígida, de una novela al uso. Como si fuera un poco por libre, muy desligado de cualquier convención.

Es posible, pero no es un plan premeditado. Surgió así. Si que es verdad en que hubo un momento en que yo mismo comprendí y asumí la naturaleza de mi cobardía y eso me hizo explorarla a machetazos. Me vi con mucha lucidez. Imagino que cumplir la edad que mi padre tenía cuando falleció me hizo muy consciente de muchas cosas. Cuando escribí La Balada del bar Torino (2014) no hubiera podido. Un exceso de lucidez con uno mismo tiene un componente aniquilador, pero para eso está la escritura, para canalizar ese caudal desbocado. Diría que mi trayectoria literaria es un viaje personal de carácter terapéutico que ha durado diez años. Veremos qué escribo a partir de ahora.

¿Te has sentido personalmente más liberado al finalizar este libro que en los anteriores? ¿Sentías que en cierto modo saldabas una cuenta pendiente que necesitabas resolver?

Totalmente. Es el libro que necesitaba escribir. Pero sólo lo he sabido al escribirlo. Hace diez años lo esbocé y ahora lo he logrado. Me siento moderadamente sereno y un gran privilegiado. No se le puede pedir más a la vida que eso, una moderada serenidad.

Es un tópico aquello de decir “si eres capaz de sentarte, imaginariamente, a tomarte una caña con el joven o el adolescente que una vez fuiste, y no caerte del todo mal, es que tampoco lo has hecho tan mal en la vida”. ¿Serías capaz de realizar ese ejercicio imaginario? Tengo la impresión de que en el libro te fustigas demasiado.

Ahora lo veo con cierta ternura. Era un gran gilipollas, pero también tuvo el acierto de reaccionar a tiempo y apartarse a un lado. Eso me parece reseñable. Comprendió que se había equivocado y se esforzó en cambiar. Ojalá hubiera tenido ayuda psicológica, pero en aquella época era inimaginable. A ese chaval le pasaron muchas cosas, algunas muy dolorosas, y en muy poco tiempo. Le salvó la literatura, es obvio. Por otro lado, hay que ajustar cuentas con uno mismo. Es higiénico, es saludable, te ayuda a comprender mejor a los otros. A partir de ahí todo es más sencillo.

Sigues nutriéndote de la idea de una Valencia fluvial, surcada por un río repleto de agua, incluso con sus propios pescadores. Paradójicamente, la salida del libro ha coincidido con el comentario generalizado de que el hecho de que el Turia fuera desviado a su paso por la ciudad tras la riada del 57 nos ha permitido, a quienes vivimos en ella, no vernos afectados por la barrancada que devastó L’Horta Sud. Más allá de la conmoción con la que habrás vivido esto, quería preguntarte hasta qué punto lo ves como una muestra más de lo quimérico (o irreversible) de esa noción de una Valencia con un río, digamos, “normal”.

Para mí el río es una constante onírica y literaria. Desconozco el motivo, pero sueño con el Turia navegable desde que tenía seis o siete años. Imagino que es mi rareza más acusada. En el fondo es irrelevante para la ciudad que haya tarados como yo que sueñen y escriban sobre el Turia. Es un pasatiempo inocente. No hay que darle más importancia. Hay gente que chupa candados, yo sueño con el Turia navegable. Si sé que el Turia explica la ciudad y que de alguna manera Valencia es fundamentalmente lo que pasa entre una riada y otra. También con esta barrancada habrá un antes y un después. Sólo espero que la gente que se supone que sabe, sepa acertar con la recuperación. La literatura ayuda a vivir mejor, pero es la política la que resulta imprescindible y necesaria.

Cada uno de los cuatro apartados en que se divide el libro cuenta con un extracto de la obra de Vicent Andrés Estellés al inicio, justo en el año de su centenario. ¿Qué ha significado para ti Estellés y cómo valoras que siga habiendo instituciones, como nuestras Corts Valencianes, que lo ninguneen?

Leer a Estellés fue una epifanía. Me ayudó a ver la ciudad con otros ojos. Sólo por eso le debo gratitud total. Que se le ningunee es un síntoma del sectarismo tan atroz que padecemos.

Carlos Pérez de Ziriza.

 

 

 

RAFA LAHUERTA: “DESDE UN PRINCIPIO SUPE QUE ESTE ES EL LIBRO MÁS HONESTO QUE HABÍA ESCRITO NUNCA”

LA RAMBLETA ESTRENA ‘EL CABARET DE LOS

RAFA LAHUERTA: “DESDE UN PRINCIPIO SUPE QUE ESTE ES EL LIBRO MÁS HONESTO QUE HABÍA ESCRITO NUNCA”

ENTREVISTA CON MARISA CRESPO Y MOISÉS ROMERA,

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *