Cartelera Turia

BON APPETIT: UN PASEO POR LA ALBUFERA

ANDREA GABRIELLI: A pesar de las tormentas Nuria, Olivier y todos sus amiguitos que van en estricto orden alfabético, vamos hacia la bella estación y apetece salir de la ciudad, especialmente los fines de semana. Ya no nos da pereza ir a comer fuera de València, incluso nos apetece, y mucho, porqué las temperaturas invitan a darse un paseo por ahí, disfrutar del solecito y aprovecharlo sentados en una terraza en buena compañía. Alrededor de la ciudad hay muchos sitios que encajan perfectamente con este plan, pero quizás uno de los super clásicos sea sin duda El Palmar, un antiguo poblado de pescadores que se han reconvertido en restauradores, que está ubicado a la orilla de la Albufera y donde los domingos a mediodía podemos encontrarnos con media València. Así es, porqué muchos de nuestros vecinos piensan lo mismo que nosotros y llenan las terrazas y las salas de todos estos restaurantes que hay en este pequeño pueblo rodeado de arrozales. La verdad es que es un lugar muy agradable, incluso cuando se llena de gente y aparcar el coche se convierte en una empresa titánica. El Palmar sigue siendo un sitio frecuentado casi solo por lugareños y, en efecto, nos cruzamos con muy pocos “guiris”, mientras se oye hablar sobre todo en valenciano, lo cual interpreto como un indicador de que en este lugar se come como Dios manda. Hay cientos de restaurantes y todos tratan el arroz de manera correcta, de lo contrario me imagino que durarían dos días. Cuando viene algún amigo de fuera y quiere comer la verdadera paella valenciana, es muy probable que finalmente nos decantemos por llevarlo a El Palmar y hacerle vivir la experiencia a 360 grados, sumergidos en un entorno encantador, rodeados de muchos símbolos de la tradición valenciana, entre los cuales la bellísima Albufera (sobre todo al atardecer), el arroz y las barracas, de las cuales ya quedan muy poquitas. La gastronomía de esta zona es de las más típicas, no solo por la presencia del cultivo del arroz, verdadero rey de la cocina local, sino por muchos otros platos muy antiguos, como por ejemplo el delicioso “all i pebre” que se elabora a partir de otro auténtico manjar del lugar, la anguila. Os voy a aconsejar un par de sitios donde ir a comer por aquí si os apetece.

Empezamos por L’Andana (Plaza de la Sequiota, 7), un sitio muy informal, perfecto para salir en familia, incluso con niños, ya que hay suficiente espacio donde incluso los pequeños más vivaces no van a molestar demasiado. Es un restaurante que hace arroces muy correctos y una discreta variedad de entrantes a unos precios muy competitivos: hay dos menús del día, uno a 18€ y otro a 22,50€ que prevén pan con tomate rayado y alioli, tres entrantes, un arroz y dulce o café. Realmente un precio muy correcto para lo que ofrecen. Destaca la paella de pollo, conejo y pato, verdaderamente exquisita, y el meloso con marisco, muy sabroso y con el arroz siempre al punto. El personal es muy amable y rápido, y el conjunto (calidad, servicio y precio) hace que sea un lugar sin muchas pretensiones, pero perfecto para salir en familia o con amigos.

Es cierto que hay detalles que aquí no destacan particularmente, como la carta de vinos, bastante básica. Si somos algo más exigentes, podemos acudir a Bon Aire (C/. Caudete, 41): dos menús, uno a 30€ entre semana y otro por 35€ los fines de semana, que proponen pan con tomate y alioli, tres entrantes típicos, entre los cuales la titaina y el espencat, un arroz entre el senyoret o la paella valenciana y, para terminar una degustación de postres caseros. La calidad sube, al igual que el precio acorde a la misma pues además encontramos una oferta más creativa, con producto kilómetro cero de excelente calidad. Podemos comer un arroz “allipebrat”, muy típico, u optar por otro más sofisticado con boletus, pato y foie gras, o el arroz con rabo de toro. Quizás el plato más representativo del local sea la paella valenciana Bon Aire, con pollo, conejo, pato, caracoles, alcachofas, bajoqueta y garrafón de la huerta. La carta de vinos mejora algo con respeto al restaurante anterior, sobre todo en cuanto a variedad, aunque siempre encontramos vinos industriales y bastante aburridos. Bueno, ya sabéis donde encontrarme los domingos, especialmente cuando hace buen tiempo y entran ganas de disfrutar del clima tan agradable de estos meses de primavera. Vayáis donde vayáis, en El Palmar casi me atrevo a afirmar que degustaréis un buen arroz, encontraréis un ambiente vivo y alegre, pasaréis sin duda un bonito día y será un buen plan disfrutón.

BON APPETIT: UN PASEO POR LA ALBUFERA

DÍAS SIN ESCUELA. ELENA URIEL Y SENTO.

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