ÁLEX SERRANO: La recuperación del editor Miguel Carceller, en un momento de incertidumbre y polarización, se antoja más necesaria que nunca. El cómic de Desfiladero ediciones rescata la figura del editor valenciano que pagó con su vida la entrega a unos ideales y principios y, como ocurre con el dibujante Bluff, que corrió la misma suerte que Carceller por dibujar un chiste especialmente sardónico sobre Franco, pagó su atrevimiento con su vida. El dibujante Juanfer Briones y el guionista Fernando Larrauri, ofrece unan biografía detallada y visualmente evocadora de este personaje, contextualizando su vida en los tumultuosos años previos a la Guerra Civil Española y en ella misma..
Vicente Miguel Carceller, nacido en una familia humilde y con una educación básica, se convirtió en un prolífico editor entre 1909 y 1938. Su trabajo abarcó más de cien publicaciones diferentes, tanto en valenciano como en castellano, incluyendo revistas eróticas, de tauromaquia, de teatro y otras diversas temáticas. A pesar de enfrentarse a multas constantes, secuestros de ediciones y cierres de sus publicaciones, Carceller persistió hasta que, tras la victoria franquista en 1939, fue arrestado, encarcelado y finalmente fusilado.
La obra de Briones y Larrauri se estructura en ocho bloques en color, cada uno correspondiente a un período específico de la vida de Carceller y la historia de España. Este enfoque permite un seguimiento detallado de su carrera y su impacto en la sociedad de su tiempo, presentando a Carceller como un Randolph Hearst español cuya influencia y valentía merecen ser recordadas.
En conversación con Juanfer Briones, este revela que su conocimiento inicial sobre Carceller era limitado. Fue a través de Fernando Larrauri y el editor de Desfiladero Ediciones que se le presentó la posibilidad de colaborar en este proyecto. Briones se mostró entusiasmado al descubrir la figura de Carceller, describiéndolo como un “personaje beligerante a nivel político, tanto con la burguesía como con los militares, el Rey y la Iglesia”.
Briones subraya la relevancia de rescatar figuras como Carceller, especialmente en el contexto contemporáneo, donde los límites del humor y la libertad de expresión están en constante debate. “A quien no le guste un chiste, que no se ría o que no se compre la revista. El humor se va afinando y yo creo que el humor de Carceller era muy beligerante”, comenta Briones. El dibujante también resalta la importancia del editor, muy volcado en la sátira gráfica, en una época en la que muchos no sabían leer.
A nivel técnico, Briones enfrentó retos significativos en la documentación y ambientación de la obra. Agradece la extensa documentación facilitada por Larrauri, lo cual fue crucial para dar vida a la época y a los personajes. Aunque Briones admite que no busca una ambientación perfecta, sino una que sea reconocible y que sirva para contar la historia de manera efectiva, enfatiza su esfuerzo por reflejar un “color muy mediterráneo, con tonos cálidos que representen lo que es Valencia”.
El estilo de dibujo de Briones, más cercano al cartoon, busca equilibrar el dramatismo inherente a la historia de Carceller. “A veces, el dramatismo del dibujo y el de la historia puede ser demasiado y yo creo que la gente debe entrar en la historia aunque se trate de temas con enjundia”, explica. Este enfoque permite que la narrativa gráfica sea accesible y envolvente, sin perder la seriedad de los temas tratados. “Carceller” es un cómic tan acertado como necesario, digno homenaje a un personaje apasionante.