MAITE IBAÑEZ: Escuchar descalificativos contra la inmigración no es algo nuevo. Las llamadas fake news y los bulos están llenos de esas cuestiones, que afortunadamente se contrarrestan con portales que desmontan noticias y otras medidas contra esta basura viral. Recuerdo que hace unos años trabajamos directamente con periodistas especializados en desinformación para jóvenes, a través del proyecto “Divercinema”. Una actividad socioeducativa que tiene como finalidad el apoyo a los valores de convivencia y a la prevención del racismo y la xenofobia. Este programa, integrado en los ciclos formativos de audiovisuales del Centro Educativo Juan Comenius, tuvo un importante protagonismo cuando existía la concejalía de Cooperación y Migración en València. En la VI edición del Taller Videocreación Exprés, la temática abordaba las Fake News hacia la población inmigrante de la ciudad de València. A través de varios spots realizados por estudiantes, se contextualizaba esta realidad para poner en alerta a la población más joven sobre este entramado de noticias falsas que, además, tienen un carácter emocional muy importante. Para mantener la mirada crítica, se ofrecían canales de denuncia o verificación de noticias. Los spots se trabajaron junto a población inmigrante y uno de los más duros tenía como protagonista a un menor no acompañado que cumplía la mayoría de edad. El proyecto recibió el premio del Humans Fest de 2021.
Llevamos semanas leyendo noticias de reparto de menores no acompañados con etiquetas que colocan sucios estigmas para ocultar la realidad insolidaria hacia los niños y niñas que llegan solos. “Niño/ Niña = Toda persona menor de 18 años. Quien dice ‘mena’ con la intención de ocultarlo muestra crueldad y nula imaginación”, afirma el profesor Fernando Flores. Llegan solos desde una migración forzada, donde sus familias luchan para salvarlos de situaciones precarias, persecución, pobreza y guerras o, porque lamentablemente, no tiene familia. La inmigración implica el derecho a tener una oportunidad y el tratamiento perverso que están recibiendo, especialmente los menores, se salta cualquier tratado internacional que proteja los Derechos Humanos. Una muestra de blanqueamiento y de cinismo que retrata la actualidad que vivimos la podemos comprobar desde el Ayuntamiento de València. Que incorpora a la concejalía de Juventud las áreas de Infancia y Familia, y se las da a Vox, cuando los mensajes racistas (y denunciados) se están convirtiendo en la marca de un partido de extrema derecha que mantiene la complicidad del gobierno en nuestra ciudad.
Pero también existen otras historias, las que ofrecen entidades que trabajan para que los menores para que consigan una vida digna. Hace unos días asistíamos a la presentación del documental “El libro de los abrazos” del director Alberto Pla, que repasa las casi dos décadas de proyecto educativo de la Fundación La Merced en República Dominicana contra el trabajo infantil y que se ha llevado a cabo gracias a la participación de Manos Unidas. Otras formas de poner el acento en los menores a través de los derechos de la infancia, proporcionando salud, educación artística y formación técnico-profesional a cientos de niños, niñas y adolescentes.
La solidaridad territorial es clave para generar una estructura que responda a la acogida de menores no acompañados que llegan a España. Son grupos particularmente vulnerables, que sufren una tremenda exclusión social y requieren de una protección institucional. Un rechazo que da un giro cuando llega la Eurocopa y contamos historias de superación, de interculturalidad, de respeto y tolerancia. Aparece el fútbol como una herramienta de pedagogía que pone cara a algunos protagonistas, pero mucho me temo que estamos viendo una solidaridad hueca de corto recorrido. La celebración de la copa terminará en unos días… ¿Recordaremos entonces a los menores acompañados que merecen una respuesta urgente?