Cartelera Turia

Viva Belgrado – 16 Toneladas.Decibelios de pasión

CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA: Hacía mucho tiempo que no asistía a un concierto con tal nivel de electricidad en el ambiente. Lo de Viva Belgrado este año ha sido una detonación – controlada, al fin y al cabo hablamos de sold out en locales para unas 300 personas, quizá nunca lo peten en un macrofestival – más que merecida: Cancionero de los cielos (2024), el cuarto álbum de este cuarteto cordobés, es una ardiente vaharada de rock arrebatador. Contagioso. Del que sabe alimentarse de la rabia del post hardcore (hay momentos de su directo que me recuerdan a los mejores At The Drive In) pero también de la amarga melancolía del emocore, de la abrasión del punk y de la ensoñación del shoegaze. Aderezado, en su caso, con la imaginería religiosa de quien ha crecido en la ciudad con la mezquita más imponente de España y el filtro que supone orbitar alrededor de la treintena, con el puto porvenir que les estamos dejando quienes llegamos antes (y sobre todo quienes vinieron antes que nosotros). Doble periferia en su caso: la geográfica – desde los tiempos de Fernando Vacas y sus Flow o de Tarik y La Fábrica de Colores yo no recordaba un grupo de allí que trascienda, Medina Azahara es la prehistoria – y la generacional.

Se nota que llevan tiempo girando por Europa y parte de América: su arrollador directo no tiene nada que envidiar al de las luminarias foráneas que podamos adscribir a cualquiera de los epígrafes genéricos mencionados. Lucen rodaje. Pleno engrase. Su vocalista y guitarrista, Cándido Gálvez, acertó a decir un parco “buenas noches” cuando llevábamos más de media hora de bolo y sonó a broma, tras el blitzkrieg decibélico al que nos tenían gustosamente sometidos. Sobraban presentaciones. Sobraba cualquier palabra, en realidad. Prendieron el pogo enajenado entre un público obnubilado, que había agotado el papel en 16 Toneladas con varias semanas de antelación, en la que era (dijeron) su primera visita a una sala de València en siete años, con toda la recaudación íntegramente dirigida a la protectora de animales de Burjassot tras la devastación en tantas poblaciones valencianas. Estarán pronto en el Trovam de Castellón: quien pueda, que no se los pierda. También me gustaron muchísimo los teloneros, los valencianos Bernal, a quienes no había visto aún en directo, en una lid estilística similar a la de Viva Belgrado (con un componente más math rock y una expresividad más Cala Vento), sin tanto foco como ellos pero con mayor margen de progreso por cuanto solo tienen un álbum publicado, el ilusionante Qué tal todo allí fuera (2022).

 

Viva Belgrado – 16 Toneladas.Decibelios de pasión

LIBRÉRAME: ENTRE DOS AGUAS

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TAQUILLA A FONDO 1: EL CINE VALENCIANO

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