JAVIER BERGANZA: Bayona nos vuelve a deslumbrar con una película que rezuma cine por los cuatro costados. El director español decide adaptar la novela homónima escrita por Paolo Vierci, alejándose todo lo que puede de “Viven!”, de Frank Marshall. Mérito complejo el del catalán, que consigue que la tensión y la emoción vibren con absoluta fuerza en una historia ya conocida por todas y todos. El espectador (su mayoría, al menos) ya conoce el final de esta historia, puede que alguno conozca hasta los nombres de los supervivientes, pero aún así, se le corta la respiración con cada secuencia.
Un rodaje durísimo y de larga duración, con unas condiciones adversas que hicieron que todo fuese aún más difícil. La marca de Netflix, que está detrás, permite la realización de una película casi imposible. Una película que solo cabe en la cabeza de J. A. Bayona, que vuelve a demostrar un talento irrepetible para el cine comercial.
La historia, como decía, es la que todos conocen. Un avión repleto de pasajeros uruguayos (jugadores de un equipo de rugby y familiares) se estrella contra los Andes, muchos de ellos sobreviven al impacto, y aguantarán 72 días de frío invierno hasta la llegada del rescate por parte del gobierno chileno. Tuvieron que recurrir al canibalismo para sobrevivir. Pero insisto, pese a saber qué y cómo ocurre, la capacidad de Bayona para narrar la historia hace que el aire prácticamente no pase.
Una fotografía fantástica que acompaña una película cuyo mayor peso es la narrativa. Los Andes, poderosos y mortales, se bañan con el reflejo del sol en la nieve. Se consigue trasmitir el terrible frío, y apoya la óptica en el espacio, sabedor de cuándo es importante. O bien la magnitud de la montaña, o bien la estrechez del avión. Todo manejado con clase y saber estar. Centrándose en el drama y olvidando el morbo. Centrándose en la capacidad de supervivencia y en la fe de los que quedaron vivos.
A nivel interpretativo, también es de agradecer el contar con un elenco plenamente uruguayo. Numa Turcatti (Enzo Vogrincic) lleva el peso mayor de la trama, viajando por muchas etapas durante el accidente. Desde la fe y la esperanza, la lucha y el instinto de supervivencia, y el creer que jamás lo conseguirán. Además, Bayona regala un momento precioso a Carlitos “Paez”. El actor nos da una secuencia preciosa, leyendo los nombres de los supervivientes por radio. Interpreta el papel de su padre, quien leyó su nombre 50 años atrás.
Una obra magnífica que, pese a ya estar estrenada en Netflix, les recomiendo que vean en una sala. Si no pueden acercarse a ningún cine, véanla en casa, pero en definitiva, vuelvan a viajar a los Andes y sobrevivan con este grupo de jóvenes uruguayos de la mano de Jota. Que vuelve a demostrar que es uno de los directores más dotados de España.
