ANDREA MOLINER: Dolors López vuelve a sumergirse en la literatura tras su primera y emocionante “Te nombro”. En “Dime” explora las razones por las que una mujer no es capaz de romper con una mala relación amorosa que se prolonga en el tiempo. Su escritura siempre está apegada a la vida y a las emociones personales. Hemos podido hablar con ella.

A.M: La primera pregunta que siempre hago a es tal vez una obviedad, pero me gustaría saber ¿cómo surgió la idea?

D.L: El mundo de las relaciones amorosas es un eterno en nuestras cuestiones vitales. Desde hacía tiempo quería abordar un ángulo diferente para iluminar un punto oscuro en el momento de algunas rupturas.

A.M: Tanto por tu formación como por tu experiencia dentro del ámbito profesional estás más vinculada al ámbito ensayístico. No obstante, en Dime decides otorgarle un formato novelístico. ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Qué te resulta más fácil?

DL: Sin duda es más difícil poner palabras a las emociones. Expresar aquello que sientes y piensas siendo al mismo tiempo quien lo piensa y siente, no es fácil. Pero es necesario acotar, poner límites al torrente emocional que te mueve y condiciona. Te nombro también es una novela, y esa fue realmente mi primera incursión en el género.

 A.M: Centrándonos en el libro Dime cuenta la historia de Julia, la cual se enfrenta en un momento de inflexión en su vida personal ¿Qué nos puedes contar de ella? ¿Cómo construiste este personaje tan complejo?

D.L: Julia puede ser cualquier persona que se encuentra con una dificultad desconocida para ella en el momento de poner fin a una relación que le hace daño. Se pregunta por qué no puede cortar ese vínculo. He oído decenas de Julias. Todas tenemos que adentrarnos en las causas que nos atrapan en ese estado. Sin duda serán distintas para cada persona.

A.M: Como bien cuentas en la novela, la muerte de un familiar cercano a Julia marcará un antes y un después en su existencia y en la forma en la que observa su entorno. Lo cual le lleva a explorar su “novela familiar”. ¿Hasta qué punto son importantes los vínculos familiares a la hora de reponerse de una tragedia?

D.L: Novela familiar es la expresión que acuñó S Freud para referirse a la fantasía construida en nuestra mente respecto de lo que fue nuestra infancia. Está hecha de recuerdos propios y ajenos mezclados con nuestras fabulaciones. A veces, un hecho como el que vive Julia pone en marcha un movimiento que hace que se tambalee esa edificación. No es el hecho en sí lo importante, si no lo que provoca. Los vínculos familiares nos condicionan siempre, y en todos los sentidos. Se van fraguando cuando todavía no podemos “pensarlos”, es decir, que son inconscientes. Adentrarnos en ellos nos abre puertas desconocidas por donde vamos conociendo razones que iluminan comportamientos incomprensibles hasta entonces.

A.M: Siguiendo con el tema de la familia estaremos de acuerdo en que actualmente hablamos de la familia que te toca por nacimiento y la familia escogida, es decir, la que te construyes a lo largo de los años y a la que no te unen vínculos consanguíneos. ¿Crees que la idea de familia tradicional está en clara decadencia o, por el contrario, seguimos abrazando esta institución con gran pasión?

D.L: Depende de cada persona, su entorno y lo que haya ido viviendo. Pensar en solo un tipo de familia es irreal. La familia consanguínea nos ha sido adjudicada y no elegida. Construir tu familia es básicamente vincularte a un grupo de personas que cuidas y que son importantes en tu vida.

A.M: Antes de publicar Dime ya eras conocida por haber escrito Te nombro, un texto que de alguna manera puso palabras al cataclismo emocional que supone el suicidio. ¿De qué manera te ha influido tu anterior trabajo en este nuevo?

D.L: Te nombro fue un propósito para visibilizar el suicidio como primer paso de su prevención. El espanto del peor desgarro que se puede vivir mostrado a una sociedad ciega y despavorida que mira hacia otro lado para no ver una realidad terrible que se nos lleva cada día 11 personas de promedio en España. Sigue siendo un tabú y aún queda mucho trecho por recorrer. El suicidio es un problema social, no es personal ni familiar y no tiene un perfil. Nos puede pasar a cualquiera. Es multifactorial y multicausal, no es fenómeno simple. Dime es una historia de reconstrucción. Una historia hecha de historias de mujeres que no se rinden y edifican sobre ruinas en su mayor parte.

 A.M: ¿La literatura puede ayudar a sobreponerse a la pérdida?

D.L: La literatura es un potente factor preventivo en salud mental, ante el suicidio, y en cualquier momento de nuestra vida. Las historias de los personajes tienen aspectos y atraviesan situaciones con las que nos identificamos…y dan salida a callejones sin salida. Pensar “en otra persona” para entender aquello que vivimos, vivirlo desde esa pequeña distancia que nos permite afrontarlo con mayor éxito, ayuda sin duda. La pérdida acompañada por las historias y protagonistas literarios, llena de otras imágenes y pulsiones nos da un respiro para salir del dolor momentáneamente. Nos sostiene la mirada hacia otro lugar.

A.M: ¿Crees en la escritura como terapia?

D.L: Sin duda. No sé vivir sin escribir. La escritura es sanadora según la OMS. Permite a los supervivientes de una pérdida o un trauma apoyarse en un recurso que pone límites al dolor con la palabra. La palabra es sanadora.

A.M: Hace unos años te concedieron el premio de esta casa a la mejor contribución literaria. ¿Qué ha supuesto para ti?

D.L: Una ayuda inestimable para cumplir el propósito por el que escribí Te nombro, visibilizar el suicidio. Por eso estoy inmensamente agradecida a Los Premios Turia por su apuesta y reconocimiento,

 A.M: Y, por último, una pregunta más desenfadada. ¿Qué estás leyendo?

D.L: ¡Pues no es desenfadada, no! Estoy empezando a embriagarme con La vida del afuera, de Annie Ernaux. Me tiene seducida esa mirada hecha de trazos cortos, instantáneos que observa la realidad sin tocarla.