Cartelera Turia

(2) MI QUERIDA LADRONA. El maldito piano de Guédiguian.

PAU VERGARA: Hay algo entrañable, casi reconfortante, en volver a ver una película de Robert Guédiguian. Como abrir un viejo libro con olor a madera y sal. Uno sabe lo que va a encontrar: dignidad obrera, vidas sencillas que luchan por respirar en un mundo hecho a medida de otros, una Marsella cada vez más simbólica que real, y personajes que parecen salidos de una canción de Brassens. En su nuevo trabajo, el director francés permanece fiel a esa esencia, pero también se permite alguna licencia, un pequeño giro de color en su paleta habitual.

El arranque es encantador. Un tono entre fábula y sátira amable, una presentación juguetona que abraza a su protagonista sin necesidad de edulcorarlo. El piano del título —ese artefacto que simboliza tanto lujo como condena— irrumpe en la historia con fuerza y ligereza, como un objeto maldito que trastoca equilibrios y despierta pasiones. Todo fluye con gracia. Hasta que deja de hacerlo.

Porque si bien Guédiguian sigue sabiendo mirar a sus personajes con ternura y compromiso, esta vez algo se le deshilacha en la segunda mitad. El relato se acelera, los conflictos se amontonan, y los matices desaparecen bajo capas de subrayados. Como si en su afán por recordar que el mundo es injusto, se le escaparan los detalles que hacen que esa injusticia duela de verdad.

La historia de amor que brota alrededor del piano tiene algo de ridículo y algo de tierno. Tal vez demasiado de ambas cosas. A ratos roza la cursilería, pero Guédiguian nunca ha temido eso: él filma el amor como si aún creyera en él, y eso —en tiempos de tanto cinismo— se agradece. Aunque no siempre funcione.

Es una película menor en su filmografía, sí. Pero no es irrelevante. Porque incluso en sus desajustes, Guédiguian sigue planteando las preguntas esenciales: ¿qué nos queda cuando nos quitan lo material? ¿Qué precio tiene la belleza en un sistema que todo lo convierte en mercancía? ¿Y hasta qué punto estamos dispuestos a pagar por un momento de armonía?

Quizá no tenga las respuestas más finas esta vez. Pero al menos, sigue preguntando.

(2) MI QUERIDA LADRONA. El maldito piano de Guédiguian.

LA TURIA EN CALANDA

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