Llegó desde el festival de mediometrajes, La Cabina donde dejó huella por su seriedad en la programación y buen hacer. Como padre fundador del evento, sin apenas, recursos en los primeros años, consiguió consolidar, fortalecer e impulsar un certamen que le llevó, por méritos propios, hasta Cinema Jove. El coronavirus ha trastocado la fecha y ha obligado a cambiar el calorcito del verano, por las luces de navidad. Pero si algo no ha cambiado, es las ganas de nuevos cineastas por crear. Para esos jóvenes el cine es una necesidad, como comer o dormir. El cine es la vida.

Qué retos te has encontrado en esta edición ¿Ha sido la más difícil?

Los mayores retos han residido en la adaptación, tanto en programación (qué permanece, qué se elimina) como en las nuevas fechas. Este otoño, en Valencia hay muchas citas culturales; a las que ya había programadas, nos sumamos las de aquéllos que hemos tenido que aplazar.Sí ha sido la más difícil que me he encontrado, sobre todo debido a  la reducción significativa del equipo. Pero toca adaptarse; estoy muy contento con el programa y creo que en ese sentido mantenemos juventud y la calidad que nos caracteriza.

¿Qué destacarías de toda la programación de este año?

Los cortometrajes (entre los que están Correspondencia, de Carla Simón y Dominga Sotomayor, Olla -ganador este año en el Festival de Clermont- y otros destacados en festivales como Cannes, Berlinale o Locarno); las webseries, cuyo nivel me parece mejor cada año (Over and Out o Swipe son buenos ejemplos de ello). Y por supuesto, en el  ámbito estudiantil, cada año me sorprende más la calidad de los trabajos del Encuentro Audiovisual de Jóvenes. A quien pueda acercarse a ver algunos de estos cortos se le derribarán prejuicios sobre la juventud o el amateurismo. Hay obras con mucho talento de jóvenes universitarios que vienen con mucha fuerza y ganas.

Llevas un tiempo siendo director de Cinema Jove, ¿Crees que el año que viene estará resuelta tu situación profesional como director?

Hay una licitación abierta para las direcciones de éste y de otros festivales del Institut Valencià de Cultura. Dije que me presentaría y así será. Pero que eso siga su curso. Ahora mismo estoy centrado en esta edición.

¿En el mundo de lo digital, de la pequeña pantalla y de la plataformas  ¿crees que los valores fundacionales de Cinema Jove siguen vigentes? ¿Hay que revisarlos?

El promover que los jóvenes realicen cine (o audiovisual en cualquiera de sus formatos) no sólo sigue vigente en Cinema Jove, sino que en los últimos años hay tres aspectos en el festival que han venido a reforzarlo. Uno es la inclusión de la sección de webseries, que amplió las posibilidades de formatos no sólo realizados, sino sobre todo consumidos por jóvenes.
El segundo, la reducción del máximo de edad de los directores a 40 años.
Quizá haya directores de más edad cuyos trabajos nos perdamos, pero eso ha dado entrada a gente de veintipocos años que ha tenido cortos e incluso largometrajes profesionales en las Secciones Oficiales y que han ofrecido formas y lenguajes nuevos que nos han seducido, tanto a los programadores como al público y los jurados. Por poner algunos ejemplos, Mounia Akl, de 28 años, directora de Submarine; (Luna de Valencia al mejor cortometraje 2017); Berta Galbany, directora de La mugre, de 24 años, o las hermanas Pauné, directoras de La mala fe, gente que tiene un largo recorrido por delante y mucho que decir.En tercer lugar, nos hemos acercado mucho a la universidad, y actividades como la del Jurat Jove han recibido muy buena respuesta en los tres años que lleva funcionando. Hemos visto mucho más público joven en las salas, y es un público que viene para quedarse.

Ya que este año Cinema Jove se celebra en Navidad ¿qué le pedirías a los Reyes Magos y Papa Noel para la edición del año que viene?

Que se lleven de aquí el coronavirus de una maldita vez. De lo demás, ya nos encargamos el resto.