JOSÉ MANUEL RAMBLA: La Comunitat Valenciana vivió el pasado domingo una jornada electoral de infarto. Los socialistas lograban ser la fuerza más votada después de dos décadas, el pacto del Botànic se salvaba por los pelos, la ultraderecha irrumpía en les Corts y un PP en caída libre sentía en la nuca el aliento de Ciudadanos. Para analizar ese día y sus consecuencias hemos hablado con un buen conocedor del panorama político valenciano: el periodista de “La Vanguardia” Salvador Enguix.
Al final, Ximo Puig ha conseguido en el último minuto que el “Titánic”, que decía la derecha, esquive al iceberg.
El adelanto electoral que planteó Ximo Puig permite hacer diferentes lecturas. Ha sido positivo para el PSPV, que ha conseguido arrebatarle el PP la condición de partido más votado en la Comunitat Valenciana. Pensemos que los socialistas perdieron la hegemonía hace 24 años en la ciudad de Valencia y 20 años en la Generalitat. Ahora la han recuperado y eso es importante. También ha sido beneficioso este adelanto para Podemos, que tenían unas previsiones complicadas. El efecto negativo ha sido para Compromís. De ahí las puyas de Mónica Oltra la misma noche electoral. Claro, pero tenemos que tener perspectiva.
Después de las elecciones andaluces, ¿hubiera habido tanta participación si las elecciones autonómicas se hubieran celebrado junto a las municipales y europeas?
La partición ha sido positiva para la izquierda española. Eso y la fragmentación de las derechas. Pero, claro, a Compromís le habría beneficiado una convocatoria en clave más valenciana.
¿Cuál ha sido la clave del Botànic?
El caso valenciano es muy interesante, porque la formula valenciana no se había ensayado antes en ninguna parte. Luego Pedro Sánchez trató en cierto modo de aplicar lo que representa el Botànic, pero cuando se alcanzó aquel pacto era una fórmula pionera. Y a partir de ahora será la única posible para que las derechas no gobiernen. Es una fórmula muy plural. Pensemos que ahora con Unidas Podemos no entra solo Podemos sino también Esquerra Unidad. Y pensemos que, a su vez, Compromís es una coalición de partidos, de modo que, al final, en el Botànic están representadas en total siete fuerzas políticas. Estamos hablando de socialdemócratas, nacionalistas, ecosocialistas, comunistas. Es toda la izquierda la que está implicada en el proyecto del Botànic, y eso es muy interesante.
¿Este éxito de la fórmula puede reforzar el peso de la Comunitat Valenciana en el panorama político español?
En estos momentos Ximo Puig es el líder autonómico más importante que tiene el PSOE en toda España. En consecuencia puede ser una voz importante en el mapa político de la izquierda y Pedro Sánchez debería tenerlo muy en cuenta. Antes los grandes pesos en el socialismo español eran Andalucía, Cataluña y el País Vasco. Pero eso ya no es así y la Comunitat Valenciana es ahora la gran autonomía para los socialistas. De modo que algo se debería de notar. Otra cosa es que lo haga.
¿La forma en que Pedro Sánchez gestione sus apoyos en Madrid puede condicionar los acuerdos en Valencia?
El Botánic ya venía funcionando al margen de Madrid, porque no había ninguna otra alternativa. La argamasa del Botànic, pase o lo que pase en Madrid, es la derecha, y eso es lo que debe motivar un cierto sentido común. Porque de lo contrario la única alternativa posible al Botànic es que gobierne la derecha con el apoyo de Vox.
¿Cómo prevés que será este Botànic II?
Sera más complicado. En primer lugar porque entrarán en juego sensibilidades que no estaban en el anterior Botànic, como Esquerra Unida. O como Podemos, que en la pasado legislatura no estuvo en el gobierno y ahora ya ha dejado claro que quiere entrar. Eso puede generar más dificultades. Además, en 2015, el pacto se hizo de forma muy rápida porque estaba el objetivo de tirar a la derecha corrupta. Esa circunstancia ahora no existe y la negociación será más dura, más a cara de perro. Yo creo que será un Botànic con más dificultades y fragilidades más visibles. Pero también es verdad que no tienen otra solución. Y mientras tanto la derecha en abierto duelo al sol. Es la consecuencia de la gran debacle del PP. Los populares han sido un partido hegemónico durante veinte años en la Generalitat. Un partido instrumental que lo ha controlado todo, todas las instituciones y los principales municipios. Ahora está en un declive total, hasta el punto de que es muy probable que en algunos ayuntamientos se vea superado por Cs en las próximas elecciones municipales. El PP valenciano se ha visto muy perjudicado por la estrategia de Pablo Casado. Los populares asumían en la Comunitat un cierto relato valencianista y Casado, con su discurso duro y recentralizador, se ha cargado ese relato.
¿Crees que el hecho de que Vox no haya obtenido los resultados que se temían puede llevar a algunos a bajar la guardia con la ultraderecha?
Que Vox entre en Les Corts con diez diputados le permite una caja de resonancia enorme. Por lo pronto le va a suponer más recursos institucionales y económicos, y en esas condiciones los partidos de ultraderecha normalmente crecen como hemos podido ver en Europa. Ahora hemos visto como Vox ha condicionado el relato de la derecha. Y no podemos descartar que puedan condicionar muchos ayuntamientos en las próximas elecciones municipales. Así que yo no me lo tomo a broma. Han entrado en el parlamento con cerca de 250 mil votos, es decir con mucha más fuerza que cuando Compromís logró entrar con seis diputados en 2011. De modo que el PP y Cs deben plantearse cuál es su relación con Vox.
¿La incógnita se traslada ahora al ayuntamiento de Valencia?
Viendo el resultado que Vox ha obtenido en la ciudad podría acercarse a los 4 concejales, que le quitaría al PP, en el ayuntamiento de Valencia. Esto significa que sin Vox la derecha no podrá entrar a gobernar. Y eso es algo que los partidos de derecha se lo han de hacer mirar y plantearse, como ya admiten algunos en PP y Cs, si sería preciso marcar distancias con ellos.