CARLOS LÓPEZ OLANO: Este domingo en Francia se la juegan. Todo indica que Jordan Bardella, la gran estrella de tikTok, puede ser Primer Ministro si no funciona lo que llaman el escudo republicano, la unión de los partidos de izquierdas para evitar el ascenso de la ultraderecha. Ya hemos hablado de él en esta columna: el candidato del partido de Le Pen, con tan sólo 28 años, ha conseguido alzarse con el triunfo en la primera vuelta de las legislativas hace unos días. La victoria de los ultras sobre el partido del presidente Macron, que decidió adelantar las elecciones después del triunfo de estos en las elecciones europeas ha sido aplastante.
Lejos quedan los tiempos de las propuestas y de las campañas electorales. Ahora parece, el destino de la política se decide en las redes sociales. Y la que le da a Bardella los 1,7 millones de seguidores que le refrendan en las urnas es la que triunfa entre los más jóvenes. Tal vez no sea cierto lo que dicen, que tiene un algoritmo altamente adictivo diseñado para embrutecer, pero la estrategia de difusión es clara: haciendo gala de una increíble falta de profundidad apela al enfado, a la desidia hacia la política que experimentan los menores de 25 años, y en algunos de esos vídeos relaciona la migración con el aumento de la criminalidad. Y lo hace mientras en otros vídeos mastica chuches y bebe cervezas con los amigos. Y el resultado es trágico para la evolución de la humanidad. El partido de Marine Le Pen ha doblado con este candidato su marca de hace dos años. Su discurso y su retórica xenófoba, nacionalista y antieuropea, combinado con este candidato joven y atractivo, los han convertido en los favoritos sobre todo entre los jóvenes con menos formación, los más afectados por el paro y por la crisis.
Son sin duda, malos tiempos para la lírica, una época marcada por el ascenso de la ultraderecha que avanza –con algunos retrocesos puntuales– de manera continua por toda Europa. El gran titular desde este lado de los Pirineos de las pasadas elecciones al parlamento de Bruselas fue el ascenso del también influencer Alvise Pérez, que campa por sus respetos en Telegram y X. Pérez no ocultó en ningún momento, que su intención al encabezar la agrupación de electores Se acabó la fiesta, era conseguir el aforamiento para dificultar al menos dos causas penales que tiene pendientes por difusión de bulos y vulneración del derecho al honor. El agitador, que dice que no es de izquierdas ni de derechas –¿de qué me suena esto?– ha irrumpido con fuerza en el espacio ultra, consiguiendo 800.000 votos robados a los de Santiago Abascal. La fragmentación perjudica afortunadamente aquí la implantación de la ultraderecha, lo que no está ocurriendo en Francia.
Y en estos tiempos convulsos está bien recordar a los viejos héroes. Hace unas semanas, desde la Casa Mediterráneo que dirige Andrés Perelló se lanzó una propuesta, la de rescatar los restos del Stanbrook, el barco que puso a salvo a miles de españoles en el puerto de Alicante que huían del avance de las tropas fascistas y franquistas al final de la Guerra Civil española. El capitán Dickson que comandaba el carbonero británico tomó la decisión de embarcar a esos exiliados para llevarlos a Orán y les dio una oportunidad de sobrevivir. La gran mayoría no pudo embarcar ni escapar de la ratonera en que se convirtió el puerto, y padecieron después los pelotones de fusilamiento, los campos de concentración y las prisiones del régimen. Pero el gesto de Dickson quedó para la historia. Seguro que vosotros, lectores inteligentes de La Turia, sabéis ya todo esto. Lamentablemente los usuarios de Tiktok, no tanto.
El Stanbrook y toda su tripulación se hundieron al ser torpedeados por los nazis frente al puerto de Amberes tan sólo seis meses después de su gesta, y ahora estudiarán como pueden recuperarse sus restos. Imagino que será difícil, y caro, muy caro. Quizás no valga la pena. Pero lo que sí que estoy convencido que vale la pena, es no olvidar lo que hicieron. Porque si se conocen esas luchas, los sufrimientos que experimentaron los que perdieron la vida por nuestra libertad, es más difícil que los fachas que arrasan en TikTok, los que triunfan en los vídeos cortos comandados por esos algoritmos diseñados para embrutecer, vuelvan a gobernar. Ya lo dijo Francisco de Goya: el sueño de la razón, produce monstruos. Y somos nosotros los que tenemos que despertar para evitar que nos invadan.