El documentalista más famoso de Michigan, ese contestón mordaz que no suelta la gorra y las zapatillas a pesar del paso de los años, que irrumpe en escena con ese falso y burlón aire despistado, ha vuelto a hacer de las suyas. Ha parafraseado el título que le valió la Palma de Oro en Cannes en el 2004 y le ha dado la vuelta a los números, esta vez en referencia a la fecha en la que Trump se anunció como ganador de las elecciones de 2016. “¿Cómo coño pasó?”, traducen los subtítulos.
Michael Moore ya había publicado una carta ese mismo año en la que sintetizaba los cinco motivos por los que iba a ocurrir aquello de lo que muchos otros estaban seguros que no pasaría. Y responsabiliza tanto a republicanos como demócratas de ese resultado. La película sigue la tesis de esos razonamientos y los entrelaza con sucesos locales y recientes que son presentados como síntomas y representación del clima político y social que se vive en Estados Unidos: la actitud impasible del Gobernador de Michigan ante la intoxicación por plomo en el agua de los habitantes de Flint, las huelgas valientes y victoriosas de los maestros y profesores que se originaron en Virginia, la contestación estudiantil a la masacre del instituto de Parkland. Tampoco se olvida de recordar las trabas y las paradojas de la democracia y del sistema electoral. Casi cien millones de personas en edad de votar no lo hicieron, cerca de la mitad del electorado. Y este es un dato clave para entender el ascenso de Trump.
Los documentales de Michael Moore llevan consigo una espectacularidad y un efectismo congénitos. Es un narrador persuasivo que sabe orquestar de maravilla los diferentes tonos emocionales a través de la música, el montaje y los registros discursivos.Es realmente tentador abandonarse a esa montaña rusa de dos horas. Está claro que su mensaje es marcadamente tendencioso, siempre lo ha sido y no hay ocultación. A estas alturas ya podemos conocer sus filias y sus fobias.
Algunos consideran que hace prédicas para mentes infantilizadas, pero también se puede interpretar, precisamente por eso, como la necesaria oportunidad para poner en funcionamiento el pensamiento crítico de cada uno. ¿Hay algún otro narrador que haya conseguido acercar tanto al público la historia reciente y la idiosincrasia de USA? Y lo mejor de todo es que no sólo habla de los Estados Unidos.