PAU VERGARA: Tardé en aterrizar en Juego de Tronos. Cuando se habla mucho de una serie prefiero dejar pasar el tiempo y recuperarla cuando la atronadora caja mediática queda en silencio. Como maniático del Bluray me compré las primeras cinco temporadas y aproveché los largos días de verano, de hace varios años, para terminarla. Me pareció una serie excelente. Altamente adictiva. Cruel, directa y con personajes memorables como toda la familia Lannister, el propio John Nieve o la mítica Dianerys “madre de dragones”. Y mucha naturalidad en mostrar sexo y violencia en una televisión cada vez más blanca e insípida. Y no tardé en ver la Octava temporada. La tragedia final deja una puerta abierta a una novena temporada. Sin embargo, los creadores y el escritor George R.R Martin han decidido echar la vista atrás 200 años y explicarnos el origen de la decadencia de la Casa del Dragón, los Targaryen.
A la hora de escribir este artículo HBO MAX ha estrenado los cinco primeros capítulos. Ya tenemos suficientes elementos para hablar de ella. Aviso que hay spoilers. Lo primero es que sigue el estilo narrativo de Juego de Tronos, quizá más elegante y sobrio. La historia gira en torno a la familia Targaryen que escapó de la destrucción de Valyria para asentarse en Rocadragón, desde donde Aegon I conquistó Poniente. Los Targaryen son una de las grandes familias que gobernaron el Feudo Franco de Valyria. Para ganar sus batallas, criaron y entrenaron dragones para combatir, siempre bajo su escudo de un dragón de tres cabezas de gules que arroja llamas. Además de los Targaryen, se encuentra La Serpiente de Mar o conocido también como Lord Corlys Velaryon, el Señor de la Casa Velaryon, un linaje valyrio igual de antiguo con la Casa Targaryen y uno de los aventureros náuticos más famosos de la historia de Poniente.
El elemento de la sucesión femenina es el principal punto de conflicto en esta primera parte. ¿Puede una mujer reinar en los Siete Reinos? Está por ver. Pero lo interesante es la incorporación de elementos feministas en la trama, especialmente, en el personaje de Rhaenyra Targaryen, mágicamente interpretado por Milly Alcock.Ese personaje entra en contradicción con su íntima amiga (fantástica Emily Carey) Alicent Hightower, que asume el papel de paridora de varones y joven reina. Es un choque de trenes que ya ha comenzado y que, probablemente, termine en una guerra total en los Siete Reinos. Si recordamos el inicio de Juego de Tronos, la joven Daenerys va a ser casada por su hermano con Khal Drogo, una tribu salvaje, después de haber perdido la corona. Así que no es difícil aventurar el desenlace de la serie. Los guionistas se dan su tiempo para presentar los personajes, pero a partir del capítulo 3 la serie despega y tiene dos momentos muy álgidos en el capítulo 4 y el 5. Los guionistas han sido muy valientes y han llevado hasta las últimas consecuencias una escritura muy poco políticamente correcta. Sin duda, el clímax está en la escapadita de “farra” entre Rhaenyra y su perverso, tío Daemon Targaryen, y su visita a un burdel. Ya sabe que la sangre de dragón corre por sus venas, y digamos que tío y sobrina, se lían. Y la cosa no va a más porque al tío le entran remordimientos de conciencia. Al final, la joven satisface sus deseos sexuales con el joven caballero Sir Criston Cole. Bonita secuencia donde se van quitando todas las capas de la armadura. En el capítulo 5 se avecina la hecatombe . El reino se está cayendo en pedazos en una boda que termina como el rosario de la Aurora. Los dos bandos ya han sido identificados como los Verdes, que apoyan a la reina Alicent y su vástago, y los Negros fieles a la heredera, Rhaenyra. Me gustaría apuntar el excelente diseño de producción, que se da por hecho, pero sigue impresionando el vestuario, la ambientación y los paisajes. Unos niveles de producción difíciles de superar. Las dos jóvenes actrices, Emiley Carey y Milly Alcock, salen de escena y entras sus personajes adultos interpretados por Olivia Cooke y Emma D´Arcy. La serie sigue. Stay tunned.
