Mary Shelley, de Haifaa Al-Mansour (2)
Por Pedro Uris
Reconstruir en la ficción, sea literaria o cinematográfica, la vida de conocidos personajes de la historia es una operación que entraña riesgos, ya que obliga a presentar como «reales» sentimientos y reacciones del personaje que son inventados. La mejor manera de sortear este escollo es alejarse de los modelos de la telenovela —todo lo contrario que hace el «biopic», aunque yo no aplicaría este descalificativo a esta película— y tratar de trascender el personaje en su obra o en su trayectoria vital.
Eso es lo que hicieron, por ejemplo, John Huston y Jacques Becker en Moulin Rouge y Les amants de Montparnasse, sobre los pintores Toulouse-Lautrec y Modigliani, respectivamente; y eso es lo que, desgraciadamente, apenas hace esta película realizada por Haifaa Al-Mansour —la primera cineasta de Arabia Saudí, una realizadora que se dio a conocer con su anterior film, La bicicleta verde (2012), que triunfó en el festival de Venecia—, que se muestra mucho más interesada en las desventuras familiares y sentimentales de nuestra protagonista, con algunos remarcados «feministas» que sobran (los remarcados, no el feminismo), en detrimento del aliento mítico de la singular aventura literaria, la creación de una historia tan grande como Frankenstein, que acometió su singular autora, una mujer de apenas veinte años que vivía en un mundo de hombres que relegaba su género a una segunda categoría.
La película navega por la vida del personaje con la cansina inercia de las telenovelas y sólo levanta ligeramente el vuelo cuando llegamos a la estancia en Ginebra con Lord Byron, claro que entonces nos acordamos de la estupenda película de Gonzalo Suárez Remando al viento, con los mismos personajes, sucesos y escenario, y comprobamos que lo que allí era un huracán de emociones aquí se convierte en una simple brisa que apenas sacude el follaje de esta gran travesía literaria.