A Federico García Lorca le gustaba leer y decir sus poemas en público, generalmente a un grupo de amigos… Más que gustarle, necesitaba sentir el efecto que producía en los demás ese algo inexplicable, incluso para él mismo, que era su poesía. Las balas que acabaron con él no pudieron hacerlo con su obra. Y hemos conservado muchos tesoros. Uno de ellos es el texto que escribió para una lectura de Romancero gitano, donde él mismo introducía y comentaba sus poesías.
Romancero gitano es el primer gran libro de Federico, donde él se descubre y se reconoce como poeta. Un libro de poesías, tan aparentemente fáciles, como insondables. Por eso nos quedamos aún fascinados al escuchar ese imán de las palabras que encierran el misterio.
A través de las mujeres expresó Federico muchas veces sus sentimientos más profundos. Y las actrices encarnaron a esas mujeres, con sus cuerpos y sus voces. Nuria Espert es una de las actrices que desde algún sitio escogió Federico para encarnarlo una vez más, siguiendo la luz de Josefina Artigas, de Lola Membrives, de Margarita Xirgu… Y Nuria ha respirado Federico durante muchos años. Por eso a veces, como un relámpago, aparece en medio de la lectura el recuerdo de algo compartido por la actriz y el poeta más allá del tiempo y de sus normas.
La base de la propuesta es la conferencia que dio García Lorca en 1935 con introducción y comentarios a su Romancero gitano. En escena, los poemas se intercalan con esos comentarios y los recuerdos de Nuria sobre sus trabajos sobre Lorca. Esta extrema sobriedad permitirá la máxima concentración en la palabra de Lorca, su belleza, su sonoridad, las imágenes que evoca, las resonancias que en ella resuenan a través de la personalidad y la voz única de Nuria Espert.
Romancero gitano, poemario de Federico García Lorca publicado en 1928 compuesto por dieciocho romances, tiene a Andalucía y a los gitanos por protagonistas. Un libro que evoca en todo momento las raíces de su autor: el amor a su tierra, su pasión, la tradición, la cultura, la historia, la literatura y la religión.
Son poemas de temática romántica cargados de populismo y folklore, de sensualidad, pero también de frustración, tragedia y muerte. Una “atmósfera misteriosa de muerte” ligada casi siempre a alguna forma de violencia, cargada de simbolismo y metáfora. La pena andaluza es la figura central de este Romancero y está personificada en los gitanos, auténticos protagonistas en la Andalucía lorquiana, arquetipos de la libertad y la pasión; de lo mítico y lo trágico. Representantes únicos de lo verdadero, de lo genuino, de lo más instintivo y primitivo. El alma profunda de Andalucía.
Los romances lorquianos son además ejemplos de convivencia entre elementos tradicionales o cultos y populares. Una síntesis del mundo clásico y el moderno, entre todos los elementos históricos que convergen en Andalucía: los romanos, los árabes y los gitanos.