WILL SÁEZ: Aunque lo que pretendamos sea disfrutar de una entretenida obra de terror, parece que eso hoy en día no baste; y se nos tenga que brindar una trama retorcida hasta el extremo para que los cuatro pretenciosos intelectuales de turno suelten sus pertinentes alabanzas. Con Longlegs, seguramente, se harten; mientras los demás nos hundimos en la butaca cuestionándonos por qué decidimos elegir esa dichosa película.
El filme, nos presenta a una joven agente del FBI, asignada a un caso que lleva muchos años abierto sobre un misterioso asesino en serie. Mientras investiga, va dándose cuenta de que entre el caso y ella hay un oscuro vínculo que debe esclarecer cuanto antes.
Partiendo de la base de que como thriller policíaco es un auténtico desastre en el que impera la anarquía argumental, podríamos pensar que se iba a centrar en ser una película de miedo sólida. Por desgracia, eso no lo presenciarán nuestros ojos. Nada alcanza a tener el menor sentido y, si le quitas su pretenciosa capa de terror de diseño, lo único que nos queda son los típicos sustos del tres al cuarto acompañados de sus estridentes golpes de sonido. Nicholas Cage hace lo que puede en uno de esos excéntricos papeles que tanto le gustan, pero un personaje curioso no puede socorrer un proyecto difícilmente salvable. Otra engañifa más de la nueva ola de cine de terror moderno.