JAVIER BERGANZA: Suena un qanun. Un atardecer rojo, con un desierto inabarcable debajo, aparece. Un viento ardiente mueve la arena. La cámara gira lentamente para dar una panorámica de un paisaje que parece repetirse una y otra vez. Así es, lo que tiene usted delante es otra película de acción en el desierto dónde los malos son muy malos y los buenos son muy máquinas. Y está bien, eh. No pasa nada. Tiene que haber de todo, no podemos pedirle una vuelta y mucha profundidad a todas las tramas. A veces nos apetece algo fácil, y tiene que existir esa oferta. Esto es un poco como pedir Burger King un viernes por la noche. Solo que no está Dabiz Muñoz cobrándote 15 euros por una pechuga de pollo empanada.
Haibala (Álvaro Morte) es un espía que trata de infiltrarse y dar caza a “El Jordano” uno de los miembros más importantes de una célula terrorista que constituye el ISIS. Al mismo tiempo, Malika (Mina El Hammani), una enfermera ceutí que trabaja para la Interpol, también tratará, por su parte, de infiltrarse y dar caza a uno de los terroristas más buscados.
La película está basada en la novela de Tomás Bárbulo (Vírgenes y verdugos, 2019),. La historia se presenta como un thriller de espias que busca ahondar en los fundamentos estructurales del ISIS, su represión contra la población siria y el lavado de cerebro que sufren sus soldados. Apuntando especialmente a la figura de la mujer.
Hay cosas interesantes, aunque algunas de ellas, por desgracia, resuenan a cliché. Pero es más bien por culpa de la sobreinformación. Todos y todas tenemos una imagen general de lo que ocurre allí y esto puede jugarle una mala pasada a la película, generando esa sensación de: “esto ya lo he visto yo.”.
Gerardo Herrero domina bien sus cartas, demuestra que sabe lo que hace (24 películas a la espalda ya) y que sabe manejarse en películas comerciales. Por su parte, Álvaro Morte sigue en forma, con especial mención a haber tenido que aprender árabe para su papel. Lo cual no da ningún resultado único, pero sí demuestra su compromiso y profesionalidad. Mina El Hammani sale de su zona de confort y, pese a hacer de chica Bond, le da notas a un personaje que podría haber caído más facilmente en el olvido de no ser por su interpretación.
Lo demás se lo puede imaginar, trama de espías algo enrevesada, no demasiada tensión, el bueno está a punto de ser capturado pero le sale bien, amor, el bueno demuestra que es buena persona por encima de todo. En fin, lo de casi siempre. Lo cual no quiere decir nada malo. Si le apetece una hamburguesa, cómasela, que para eso están.