JAVIER BERGANZA: ETA son los nazis del cine español. Uno quiere hacer una película policiaca y tiene la opción sencilla de poner a ETA como el antagonista, sin pretender ahondar en la humanidad de ninguno de ellos. Son los malos malosos, porque sí, porque mataron mucho (razón de peso suficiente, por otro lado.) Cambiamos los uniformes de Hugo Boss por unos pendientes, alguna txapela, alguna camisa a cuadros, un acento que termina todas las frases arriba y ya lo tenemos.
La infiltrada es la última película de Arantxa Echevarría (ganadora del Goya a mejor dirección novel en 2019 por Carmen y Lola). Un largometraje basado en la historia real de una policía nacional que estuvo infiltrada en la banda terrorista durante ocho años. Carolina Yuste vuelve a coger las riendas de la película, muy bien acompañada por Luis Tosar. La infiltrada se defiende muy bien como thriller policiaco, logra generar tensión jugando bien sus cartas. Entiendes la presión y la sensación de ahogo de una mujer que realiza un sacrificio en las sombras. Teniendo que camuflarse en territorio comanche.
Teniendo (de forma personal) referencias cercanas como La zona de interés, quizá buscaba algo más de humanidad en el antagonista de la obra, el conocer los motivos, los intereses y que la represión histórica de la policía en el País Vasco fuera nombrada en algún momento. No es el caso. La infiltrada es una película dónde los buenos son muy buenos y los malos muy malos. Y ya está, no hay que buscar más profundidad.
Pese a ello, insisto, sabe moverse con lo que pretende. Uno vive con ansiedad los momentos en los que Arantxa está cerca de ser descubierta, entiende su sufrimiento y su miedo, sus dudas ante una vida que ha elegido, pero para la que nadie está realmente preparada. Todo gracias, una vez más, a una Carolina Yuste fantástica, con una fuerza y un carisma que se salen de la pantalla y que bailan a la perfección con esa máscara que se pone para vivir su otra vida.
Acompañada, como decía, de un Luis Tosar que vuelve a defender un papel que ya le conocemos. Policía agresivo y con mala baba, pero que en el fondo es buena persona. Vuelve a estar en el sitio correcto y demuestra que es un actor como la copa de un pino. Del mismo modo, Diego Anido (As bestas), incorporándose al final del metraje para darle a todo un tinte más psicópata. Su trabajo es verdaderamente bueno y uno se pregunta dónde estaba todo este tiempo.
Si le apetece comer palomitas y vivir una película tensa y bien narrada durante una hora cuarenta, La infiltrada colmará sus deseos. Si, por lo que sea, quiere una película que ahonde en conflicto armado del País Vasco, no encontrará lo que busca. Depende de usted. A mi me gustó, pero me hace falta algo más de apetencia y realidad hacía la parte oscura de la trama.
Pd: Pareja de señores que estuvieron el domingo en los Cines Lys, fila 10, asientos 2 y 4, y que decidieron pasarse toda la película hablando a gritos, reciban un cordial y cálido saludo de mi parte.