DOLORS LÓPEZ: In memoriam
Intento no pensar porque los pensamientos me llevan al pozo oscuro.
Intento no llorar porque las lágrimas me llevan al pozo oscuro.
Intento no escribir porque las palabras me llevan al pozo oscuro.
Intento no escuchar porque las noticias me llevan al pozo oscuro.
Y el amanecer no amanece. La noche no termina,
y la luz no quiere asomarse a este aciago día 30.
Recuerdo lo que no recordé decirte la última vez que nos vimos,
y no recuerdo aquello que me contaste tan bonito de tu vida.
La radio escribe cifras en el aire negro y húmedo.
En la calle, silencio.
En la garganta un dolor de presagio que no cede.
En la piel, vacío.
Vuelvo a marcar la contraseña que abre mi teléfono. Nada.
Nada en el estómago que me contrae en una punzada de dolor.
Vuelvo a mirar por la ventana esperando una señal. Nada.
Nada que calme esta angustia desbordada en mi pecho.
El cielo va rompiendo el manto negro y se abre por rendijas.
En la calle, silencio.
En la boca un temblor que se acrecienta.
En la pregunta, martirio.
Y el apocalipsis estrena un nuevo jinete. La policía hace guardias,
y sus sirenas callan por no despertar al monstruo.
Recuerdo que no quise hacer el viaje contigo,
y no recuerdo por qué quisiste hacerlo tú.
Vibra el móvil mientras la pantalla lanza un fogonazo de alarma.
Me estremezco. Entro en pánico.
La certeza tiñe de negro la luz que se abre paso.
Me derrumbo.
No me buscarás para pasear nuestra charla por las calles.
No repetirás mi nombre por el gusto de oírlo.
No escribiremos juntos lo que te pedí.
No. Todo ya no será. Nunca más. Todo, olvido.
Atravieso el día como puedo, buscándote en cada instante.
Comienzo la condena de tu ausencia.
Comienzo mi vida sin tu sombra trabada en la mía.
Comienzo el final de este relato que termina.
Decido quererte más allá de tu presencia,
y traspasar el presente que aniquila.
Decido renacerte en mi propia vida,
y amar cada nombre que te cita.
Y respirarte. Cada día.