Cartelera Turia

CLAUSURA BERLINALE 2025: ENTRE OSITOS PLATEADOS, ELECCIONES ALEMANAS Y LA SOMBRA DE UN CINE SIN CONCIENCIA

ANNA ENGUIX: La 75 Berlinale se ha acabado y con ella mis posibilidades de pillar una bronquitis por cuarto año consecutivo. Tras unos diez días de festival, innumerables ruedas de prensa y cafés extremadamente caros -que no buenos-, el sábado 22 de febrero se entregaron los famosos ositos plateados y el esperado Golden Bear (mismo osito, pero dorado y más importante). Para los fanáticos y sabedores de la política, este no era un fin de semana cualquiera. Estos premios se entregaron un día antes de las elecciones alemanas, y escribo esta pieza sabiendo que los sondeos a pie de urna dan la victoria al CDU -derecha- con un 29% de los votos y que AfD -ultraderecha- alcanza el 19,5% de los votos, casi el doble que en las elecciones de 2021.

Volviendo a la entrega de premios, admito que uno siempre espera algún tipo de declaración polémica por parte de los ganadores, o qué menos, reivindicativa. Y no, no espero que cada uno de los actores, directores u guionistas sean unos activistas políticos en potencia, pero sí unos pocos.

Recordemos que aquí en España, en la gala de los Premios Feroz, Emma Vilarasau, ganadora del premio a mejor actriz protagonista por su magnánima actuación en la Casa en Flames (Dani de la Orden), no dudó en señalar los comportamientos machistas del juez Carretero en interrogatorio a la actriz Elisa Mouliáa. Lo mismo ocurrió con Almodóvar, el cual señaló que “Los Feroz se caracterizan por esas cosas. Si alguien hace mal su trabajo, tiene que aceptar la crítica” también en relación con las actitudes del citado juez.

Sin embargo, y permítanme la expresión, menuda gala de cierre de la Berlinale más descafeinada. Que sí, que aquí hemos venido a hablar de cine, y no seré yo la que haga una crítica protomarxista de lo que tendría que ser una gala de premios o no, pero al margen del potencial cinematográfico en su vertiente de evasión, la gran mayoría de películas proyectadas a lo largo de este festival no tendrían cabida alguna si no existiesen políticas que históricamente han abogado por la libertad de expresión. Por eso, y en vez de ceñirme a una mera descripción de los palmarés más destacados, aprovecho para recuperar las palabras que el director Radu Jude dedicó al público en su gran momento tras ser premiado con el Oso de Plata el Mejor Guión por Kontinental “25”: “Espero que la Corte Penal Internacional en la Haya lleve a cabo su trabajo contra todos esos bastardos asesinos, y teniendo en cuenta que tenéis mañana elecciones aquí, solo espero que el festival del año que viene no abra con El triunfo de la voluntad de Leni Riefenstahl”. La susodicha película fue una de las muchas que sirvieron a Hitler para hacer apología del nazismo, y asusta pensar que a día de hoy, muchos votantes desearían que la próxima Berlinale contase con este tipo de filmes en su próxima edición.

Sí, salté de alegría cuando me enteré de que Sorda (Eva Libertad) se alzó con el Premio del Público de la sección panorama, filme que también ha sido reconocido con el premio independiente CICAE Art Cinema Award, que entrega la Confederación Internacional de Cine de Arte y Ensayo. Lo mismo courrió con el Oso de Oro otorgado a Dreams (Sex Love) de Dag Johan Haugerud, o el Oso de Plata a mejor contribución artística a La tour de glace de Lucile Hadžihalilović la cual ya elogié en una anterior crónica. Sin embargo, y ahora más que nunca, recupero las palabras de Godard en la edición de Cannes de 1968: “Estamos hablando de solidaridad con estudiantes y trabajadores, y vosotros (refiriéndose a los periodistas), estáis hablando de dolly shots (travellings) y close-ups (primeros planos), sois gilipollas”. Lo sé, quizás citar las palabras de un petit bourgeois de la Nouvelle Vague no es el mejor de los ejemplos, pero al menos, en medio de un contexto absolutamente decadente, existió cierta voluntad por parte de un grupo de creadores a la hora de posicionarse públicamente ante la barbarie y la incertidumbre política.

No quiero acabar esta crónica sin elogiar a todos los premiados y premiadas, personalmente, tampoco me gustaría que mi momento de gloria se viese eclipsado por un contexto político absolutamente desalentador. Ahora bien, no nos olvidemos de que ambas cosas siempre irán de la mano, y admitir, o incluso pensar que el cine puede mantenerse al margen del contexto político no tiene sentido alguno. Los premios, la financiación a determinados filmes, o la inclusión de narrativas que tratan aquello queer o cualquier otro aspecto que busca constantemente ser situado en los márgenes, forma parte de toda una serie de decisiones que han sido, son y serán políticas.

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