Cartelera Turia

DENISE DESPEYROUX DISTORSIONA EL GÉNERO DE LA AUTOFICCIÓN EN EL TEM CON MISERICORDIA

La creadora hispanouruguaya afronta el exilio familiar y desgrana su experiencia como escritora

Misericordia es una de las obras más arriesgadas de Denise Despeyroux, porque aborda un tema muy personal y delicado. La creadora hispanouruguaya afronta el exilio familiar en esta propuesta que llega los días 25 y 26 de octubre al TEM. El resultado tiene tintes autobiográficos, pero también trata sobre el sentido mismo del teatro, ya que Despeyroux desgrana su propia experiencia como escritora.

“Mi familia tardó 15 días en llegar en barco hasta Barcelona. Cuando llegamos a una pensión del barrio chino no sabía que ya estábamos en tierra, echaba de menos mi camarote”, recuerda la dramaturga, directora de escena y también actriz del espectáculo.

En la representación de Misericordia la acompañan Natalia Hernández, Pablo Messiez, Cristóbal Suárez y Marta Velilla. Es una obra coral, donde se retuerce el género de la autoficción. Para empezar, Despeyroux se sube a las tablas, pero no como protagonista, sino como un personaje secundario e incómodo.

“Al principio, yo no iba a aparecer; sin embargo, se me hizo evidente que la única manera de seguir escribiendo era exponer mi propia desilusión y mi propio exilio. Para hacer una obra genuina sentí que debía abordar la frustración profesional”, expone su autora.

A lo largo de la escritura, Denise asumió su desconexión de las raíces al tiempo que transgredía las premisas de la autoficción. En Misericordia visita “la perplejidad y la confusión del pasado desde la frustración del presente y la incertidumbre del futuro”.

En el montaje un dramaturgo llamado Darío Duarte, hijo de uruguayos, se enfrenta a su primer estreno en la Sala Grande del Teatro María Guerrero a sus 45 años. Cuando hace un curso con el también uruguayo Sergio Blanco, este le recomienda que escriba sobre el acontecimiento más relevante de su infancia. En 1983, el gobierno socialista de Felipe González fletó un avión para que casi 200 hijos de exiliados y presos políticos uruguayos viajaran a su país para pasar la Nochevieja con sus familias. Darío, con solo cuatro años, estuvo en ese avión y visitó a su padre en la cárcel. El problema es que no recuerda nada.

Su mejor amigo, también dramaturgo, le aconseja hablar con Denise Despeyroux; ella también estuvo en el viaje de los niños y podrá ayudarle. Pero Denise escribe comedias con pretensiones filosóficas en las que para colmo se llora. Además, está pasada de moda y no estrena en salas grandes. Darío Duarte se resiste a hablar con una dramaturga que considera más bien una promesa incumplida.

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