FERNANDO DELGADO. Esto ha sido más que una revista. Quizá empezó siendo una revista imposible. Y tal vez por incierta desconcertada. Y por desconcertada confusa. Creo que intentó ser atrevida cuando antigua y por atrevida díscola, pero no le faltó radicalidad a su discurso y tampoco desvergüenza. A la desvergüenza le puso palabra y pensamiento y al pensamiento dibujo o foto. La Turia se rió siempre de si misma, del mismo modo que alzó la voz, la aplacó o la disparató en lo que pudo. Porque todo cupo en ella, pero al decir todo se puede decir de la revista que se arriesgó a la desnudez con el mismo coraje con que se atrevió a gritar contra la represión y el odio. Tuvo voces serenas y también inclementes y buscó las imágenes de nuestras vidas y nuestras muertes en medio del delirio y acaso del disparate. Supongo que algunos alcanzaron a ver en su mirada antigua la mirada nueva de un tiempo que también se las traía. La ironía y la burla no le faltaron nunca a su pequeño territorio de papel y en buena parte de España aquel cuadernillo esencial era un catecismo de rojos que observaba a los fascistas. El cine y la cultura de la Turia se ganaron sus alegrías y se llevaron sus sinsabores, pero tuvieron el espacio de la lucha o la lucha del espacio. Fecundaron la risa en el desafecto y cultivaron los aplausos de la alegría. El mundo del cine, la literatura, la sociedad y el arte han quedado retratados en el retablo de una sociedad moderna que nos llegó a tocar vivir. Las fotografías de sus protagonistas han enriquecido su retablo y en medio del asco reaccionario que sufrió la Turia, dentro y fuera de Valencia, hoy, con nuestro querido Vicente Vergara, podremos exhibir el orgullo de la Turia que no acaba, capaz de situarse en el tiempo nuevo que la espera. Y le espera un buen tiempo y un grato espacio.
FERNANDO DELGADO: LA ANTIGUA, LA NUEVA Y LA FUTURA TURIA
