El 12 de junio de 2021 se cumplirán 100 años del nacimiento en València de Luis García-Berlanga (1921–2010) y por eso 2021 ha sido declarado Año García-Berlanga en reconocimiento a este cineasta de trayectoria internacionalmente reconocida. Ahora, el MuVIM estrena la efeméride con una exposición donde —bajo el título ‘¡Viva Berlanga! Una historia de cine’— se rinde homenaje a este gran renovador del cine español de la posguerra, director de películas como Bienvenido, Mr. Marshall, La escopeta nacional, Calabuch, Plácido o El verdugo, entre otros muchos títulos. Un creador galardonado por los más importantes festivales internacionales de cine y uno de nuestros conciudadanos imprescindibles de la segunda mitad del siglo XX. La exposición, que se puede visitar desde el pasado 4 de marzo, quiere ser un tributo museográfico “a quien ha sabido retratar como nadie la historia de la España reciente”, como destaca Glòria Tello, diputada del MuVIM, quien además señala que la muestra es una forma, accesible a todos los públicos, de “conocer y recordar su vital aportación al arte cinematográfico y de aproximarnos críticamente a medio siglo de nuestra historia, la que va de 1950 a 2010”.
Restituir en su justa medida la originalidad del cine berlanguiano es lo que ha guiado el diseño de esta exposición que, como indica el director del MuVIM, Rafael Company, “ha de servir también para dar a conocer la figura de Luis García-Berlanga a aquellas generaciones más jóvenes que, teniendo en cuenta cómo circulan en nuestros días los flujos de comunicación de la historia cultural, desconocen la trascendencia de este valenciano en la historia del cine”. Hablamos quizás del último de los ilustrados porque, en un momento especialmente oscuro de nuestra historia, durante la dictadura franquista, su obra lanzó una mirada lúcida y crítica a la sociedad española en particular, pero también al ser humano en general. Una mirada lúcida, crítica y sobre todo rabiosamente independiente, porque Berlanga nunca se plegó a los intereses de unos u otros, ni en el franquismo ni durante los 25 años de democracia en los que dirigió siete películas.
Aunque, en diversas ocasiones, Berlanga tuvo que soportar la tijera de la censura —que también tuvieron que sufrir los ilustrados del siglo XVIII— es bien conocida su capacidad para sortear muchas de las cribas de los guardianes nacional-católicos de las esencias del Régimen y, de esta manera, “colar” críticas que han convertido su filmografía en una de las más valientes de su época. Hasta el punto de que el propio Francisco Franco, tras ver El verdugo, habría dicho en un consejo de ministros: “Ya sé que Berlanga no es comunista; es algo peor, es un mal español”.
En la exposición del MuVIM, y tras la consulta de expedientes del Archivo General de la Administración radicado en Alcalá de Henarés, se citan literalmente algunas de las “argumentaciones” utilizadas por los censores, fiel reflejo de la mentalidad del poder imperante entonces. Un tractor, un motocarro, cámaras, fotografías y objetos que muestran la relación entre Berlanga y el mundo de las fallas, son otros de los muchos elementos contextualizadores de la exposición que —gracias a las desinteresadas colaboraciones privadas y públicas (como la del Institut Valencià de Cultura de la Generalitat y la del Ministerio de Cultura y Deporte)— conforman en el MuVIM la exposición ‘¡Viva Berlanga! Una historia de cine’. Una muestra comisariada por Joan Carles Martí, con diseño de sala de Raúl González Monaj, que ha de contribuir al reconocimiento de la trayectoria creativa de este cineasta valenciano e internacional, sin el cual no podríamos entender ni nuestro cine ni buena parte de nuestra memoria sentimental.