Cartelera Turia

(2) SOY NEVENKA, de Icíar Bollaín. Correcto biopic

PAU VERGARA: “Soy Nevenka”, dirigida por Icíar Bollaín, es un trabajo que se mueve entre el drama biográfico y el cine social, abordando el tema del acoso sexual a través de un caso emblemático en la política española. La película nos cuenta la historia de Nevenka Fernández, pero lo hace de manera meticulosa, a veces rozando la frialdad, sin terminar de generar el impacto emocional que una trama de estas características podría alcanzar.

El relato se centra en la angustia y el desgaste emocional de la protagonista, interpretada por Mireia Oriol, cuya actuación logra transmitir la confusión y culpabilidad que el acoso sexual conlleva. Sin embargo, la película parece tener un exceso de contención. A pesar de la seriedad del tema y la carga emocional que arrastra Nevenka, la narrativa se siente en ciertos momentos demasiado limpia, demasiado medida, como si la directora estuviera más preocupada por no cometer errores que por ahondar verdaderamente en la complejidad del caso.

Aunque el trabajo de Bollaín es impecable desde el punto de vista técnico y formal, esa misma pulcritud acaba siendo una limitación. “Soy Nevenka” narra los hechos con claridad y respeto, pero lo hace de manera casi aséptica, sin arriesgar en la construcción de un retrato más profundo del “monstruo” que representa el agresor. La película se queda en la superficie, ofreciendo una visión clara del sufrimiento de la víctima, pero sin ahondar en las dinámicas de poder y manipulación que forman parte del acoso.

Donde la película sí logra brillar es en la actuación de Urko Olazábal, quien interpreta al antagonista con una sutileza inquietante. Su personaje genera una incomodidad constante, encarnando a la perfección al “mentiroso y despreciable” que marcó la vida de Nevenka. Olazábal consigue que el espectador sienta el rechazo necesario hacia su figura, añadiendo una dimensión incómoda a la película.

A pesar de los méritos interpretativos y la dirección sólida de Bollaín, “Soy Nevenka” no alcanza todo su potencial. La historia, aunque bien contada, carece de la intensidad emocional que debería caracterizar una narración sobre un caso de acoso sexual que rompió barreras en su época. No provoca ni enfado ni compasión en la medida necesaria, y aunque está lejos de ser una mala película, tampoco es una obra que conmueva profundamente o deje una huella imborrable.

En definitiva, “Soy Nevenka” es un ejercicio correcto y respetuoso, pero demasiado comedido. El retrato de la protagonista es convincente, pero la película no se atreve a profundizar lo suficiente en las zonas más oscuras de su historia. Lo que podría haber sido una poderosa denuncia sobre el acoso sexual en la política se queda en una narración precisa, pero falta de la pasión que el tema requiere.

 

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