Conlleva cierta valentía ejecutar un filme que transcurre en un único espacio cerrado con la participación de escasos intérpretes, pero deberían primar más las ganas de elaborar un guion bien desarrollado que las de aventurarse en un proyecto original. Notables intenciones no siempre equivalen a resultados destacables, y Con quién viajas es buen ejemplo de ello.
La película sigue la historia de cuatro desconocidos, que se adentran en un largo recorrido en coche compartido. Lo que, en apariencia, es un viaje normal, se irá enrareciendo a medida que los pasajeros vayan descubriendo los secretos que cada uno esconde.
Martín Cuervo debuta en la dirección de largometrajes con una obra que deambula entre la comedia, el drama y la intriga; y que, como suele suceder en este tipo de probaturas, termina por no funcionar en ninguno de sus aspirados géneros. Con quién viajas está, simplemente, mal desarrollada, y el tempo con el que intenta desplegar la acción y, con ella, la incomodidad de los personajes, no es demasiado acertado dadas sus características. Unas interpretaciones frías y desubicadas tratan de otorgar vida a unos diálogos nada ágiles y, lo que es peor, sin gracia alguna. Lo que debería ser un descacharrante itinerario hacia la comedia más negra, se acaba tornando en un amargo y tedioso camino en el que solo veremos la luz al abandonar la sala. Literal y metafóricamente.