PAU VERGARA: En un momento crítico para las democracias de todo el mundo, el magistrado Joaquim Bosch lanza Jaque a la democracia, un ensayo que analiza la preocupante consolidación de los autoritarismos y las debilidades de los sistemas democráticos actuales. Con su habitual claridad y rigor, Bosch pone el foco en los riesgos que acechan a nuestras libertades, desde el impacto de la revolución digital hasta la precarización económica y el auge de discursos de extrema derecha. En esta entrevista, Bosch desmenuza las causas de esta deriva global, reflexiona sobre los retos de la democracia española y plantea posibles soluciones para construir sistemas políticos más sólidos y justos. ¿Es posible revertir esta tendencia? Joaquim Bosch tiene algunas respuestas
En su libro analiza la amenaza de una deriva autoritaria a nivel mundial. ¿Qué elementos considera esenciales para identificar el ascenso de estos autoritarismos?
Hay unos patrones comunes en el auge ultraconservador. El más preocupante es la regresión democrática: se camina hacia sistemas políticos en los que puede haber elecciones, pero se diseñan estructuras institucionales autoritarias, para que siempre las gane el mismo partido. Por otro lado, el discurso xenófobo, excluyente e insolidario es una característica muy común. También el machismo y la apelación a fórmulas nacionales tradicionalistas.
En su ensayo menciona que la democracia española tiene insuficiencias evidentes. ¿Cuáles son, en su opinión, las más preocupantes y urgentes de abordar?
La ciudadanía se ha distanciado emocionalmente de los partidos convencionales, en gran parte por errores serios en la mediación representativa. Carecemos de mecanismos efectivos de rendición de cuentas, para que la gente sepa qué se ha hecho con su voto. Las organizaciones políticas deberían fortalecer los mecanismos internos de participación y de control de las bases sobre sus dirigentes. También necesitamos más instrumentos de participación general ciudadana para que pueda incrementarse la confianza en las instituciones democráticas.
Hace referencia al papel de Hungría como modelo para los autoritarismos actuales, incluidos algunos partidos en España. ¿Qué podemos aprender de este caso para fortalecer nuestra democracia?
Hungría es la gran referencia de la ultraderecha europea. Su presidente Viktor Orbán rechaza continuamente la democracia pluralista liberal. Ha logrado reelecciones continuadas gracias al control de los órganos electorales, a la colonización del poder judicial y a la implantación de redes clientelares en la administración pública. Se ha producido un notable retroceso en los derechos de las mujeres y se ha discriminado a las personas por su orientación sexual. Es perfectamente posible que en España haya pasos atrás similares si no reforzamos la solidez del sistema democrático.
En su análisis del fracaso de la Unión Europea en la gestión de la crisis financiera y la migración, ¿qué alternativas propone para evitar que estos contextos alimenten discursos de extrema derecha?
Debemos racionalizar el debate público en materia de extranjería y salir de los marcos ultraconservadores. Los informes del Banco de España y de otros organismos económicos nos indican que necesitamos varios millones de personas extranjeras más para lograr prosperidad económica y mantener nuestro sistema de pensiones. El enfoque constructivo implica invertir en integración, desde una gestión eficaz de la multiculturalidad y desde el respeto a los derechos humanos. Los discursos racistas se nutren de las situaciones de marginalidad social y de exclusión institucional.
El auge de las redes sociales ha cambiado el marco del debate público. ¿Cómo cree que la revolución digital ha impactado en el desarrollo de las democracias y en la propagación de discursos autoritarios?
Un rasgo común muy notable de los movimientos ultraconservadores emergentes es el uso intensivo de las redes sociales para difundir todo tipo de falsedades, gracias a los algoritmos de las plataformas virtuales, que están configurados para favorecer el argumentario de la extrema derecha. Un ejemplo evidente es el de X (antes Twitter), en el que su propietario Elon Musk pide el voto para Trump y otros dirigentes ultraconservadores, mientras permite herramientas automatizadas de difusión masiva de bulos. La democracia debe defenderse de estas estrategias y proteger el derecho constitucional de la ciudadanía a recibir información veraz.
Sobre la separación de poderes en España, usted denuncia las injerencias partidistas en el Poder Judicial. ¿Qué modelo de elección considera el más adecuado para garantizar la independencia judicial?
Hay varias fórmulas posibles. Se puede seguir el sistema mixto de composición de la cúpula judicial que funciona bien en los países europeos. También se puede ir a un sistema de elección realmente parlamentaria, que no sea un reparto de cromos entre los principales partidos, como ocurre ahora. Eso implicaría la presentación abierta de candidaturas, con mecanismos de transparencia, informes técnicos y un régimen estricto de incompatibilidades, para que los miembros del CGPJ no puedan ser comisarios de las fuerzas políticas.
Respecto a la ley de amnistía y la decisión del Tribunal Supremo, usted no está de acuerdo con su interpretación. ¿Qué consecuencias políticas y jurídicas puede tener este debate en el fortalecimiento o debilitamiento de la democracia española?
Creo que la democracia se fortalecerá si aceptamos las reglas del juego. Se puede respetar las resoluciones del Tribunal Supremo y reconocer su legitimación para emitir sus resoluciones, aunque existan discrepancias. Exactamente lo mismo se debe trasladar a las decisiones que pueda adoptar el Tribunal Constitucional cuando resuelva la cuestión. Así es como debe funcionar el Estado de derecho.
En el contexto internacional, menciona que el miedo y la desigualdad son puertas de entrada al autoritarismo. ¿Qué políticas públicas cree necesarias para contrarrestar estos factores de forma efectiva?
El miedo al futuro es un gran caldo de cultivo para los alegatos de la extrema derecha. En gran parte, el ascenso ultraconservador es un síntoma de las insuficiencias de la democracia. No puede haber satisfacción con el sistema democrático si no garantiza el derecho a una vivienda digna, ni tampoco asegura a toda la población la cobertura de sus necesidades básicas. La gente joven no tiene una gran esperanza en su futuro a medio y largo plazo, lo cual explica que en esa franja de edad haya más cuestionamiento de la democracia. Debemos reforzar las prestaciones del Estado social.
Pese a todo, ¿es optimista sobre el futuro de la democracia en España y en el mundo? ¿Qué señales esperanzadoras observa en el panorama actual?
Soy optimista sobre las posibilidades abstractas de fortalecer las instituciones de la democracia pluralista. En cambio, soy pesimista sobre los efectos negativos que se producirán si los sectores más democráticos de la sociedad no toman la iniciativa.