Una puesta en escena sobria, que sabe aprovechar tanto los duros interiores como los espacios abiertos en los que cabalgan estos motoristas, y ese sabor desencantado y desprovisto de expectativas que proporcionan los relatos articulados a partir de su final, completan los aciertos y atractivos de esta película que, además, cuenta con unas excelentes interpretaciones, no solo de los más conocidos, como Tom Hardy y Michael Shannon, un habitual en las películas de este cineasta, ambos inmensos, sino también de otros menos conocidos como Austin Butler, Jodie Comer y, especialmente, Toby Wallace, que borda su miserable personaje. (PEDRO URIS)