Un cercle en l´aigua recrea la Inglaterra de finales del siglo XVI en territorio valenciano. La película es una adaptación de la obra de teatro La estancia, de Chema Cardeña. Muestra el vínculo entre William Shakespeare y Christopher Marlowe para tejer una teoría conspirativa que nace con el parecido físico entre los dos escritores, se forja con su relación y se extiende hasta la aparente continuidad de sus obras.
Se trata de un proyecto ambicioso con un presupuesto de dimensión local, algo que el cine de época acaba por sufrir especialmente. Desde el punto vista de la producción, es una proeza conseguir trasladar la época isabelina a nuestro territorio con escasos fondos, pero desde el punto de vista del resultado visual, aunque la necesidad agudice el ingenio, es difícil que la ambientación no acabe por sentir esas carencias. Pero lo que más se hecha de menos en la película es una dirección de fotografía que hubiera apostado por la creación de las atmósferas intensas y envolventes que el género requiere. Sin embargo, se ha escogido soluciones de fotografía mayoritariamente estáticas, distantes y frías que no disimulan el entorno y deslavazan la intensidad del guion. Es como si la fuente teatral de la que bebe esta película emparara en cierto modo a la obra cinematográfica haciendo que se quede en un terreno intermedio. Una potente historia atrapada entre el cine y el teatro.